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Lá aluna del CEO

Capítulo 4 oficialmente libre

Palabras:1359    |    Actualizado en: 26/02/2024

toda la ciudad. - ¿Cuál es su edad? - Nueve años. — ¿Y su madre? —Vive en Nueva York. - Entendí. — Los suspenden del colegio esta semana y no tengo con quién dejarlos — dije desahogándome una vez

Clara Mancini “Vino corriendo demasiado rápido Imprudentemente, me golpeó y me rompió el pecho Un accidente de amor duele mucho Perforó el lado izquierdo, abolló el derecho Ella vino corriendo demasiado rápido No pudo evitar el golpe Accidente de amor duele mucho Pero ella también resultó herida” Música: Accidente de amor Gino y Geno Todo estuvo bien para que fuéramos en el auto de Richard a la granja del amigo del profesor. Insistió en que fuéramos con él para que pudiéramos llegar todos juntos al lugar, que estaba a unos treinta minutos en auto desde la universidad. Acepté porque ahorraría dinero y Richard era uno de mis únicos amigos en la clase. — Se va a estrellar con nosotros — dijo Peter, mientras esperábamos que Richard llegara al punto que habíamos programado para que nos recogiera. — Ya son diez minutos tarde. — Será mejor que tomemos un taxi ahora, porque hasta que vaya a casa a buscar mi auto, vamos a llegar tarde — dijo Red. Miré mi celular y ya eran las 4:20 am, necesitábamos estar en la granja a las 5 am, según las órdenes del profesor Jonh. Sonó mi celular y era un mensaje de Richard disculpándose, pero ya no vendría y luego explicándome por qué. Me volví hacia los tres chiflados y los llamé al taxi. Me senté al frente al lado del conductor y escuché a Peter murmurar algo gracioso acerca de que debería haberme sentado entre él y Lucian. A menudo fui blanco de bromas estúpidas por parte de mis compañeros de clase y rara vez me tomaban en serio, ya que era un estudiante de intercambio brasileño. Puse los ojos en blanco y recé para que ocurriera un milagro y el día pasara volando o para que no tuviera que quedarme con ellos todo el día escuchando sus chistes tontos. Al bajar del taxi me encontré con un vaquero bajando las escaleras, lo que me llamó completamente la atención. Brazos altos y fuertes resaltados por la camisa a cuadros, jeans, botas y sombrero en la cabeza. ¿Y la barba? ¡Misericordia, qué barba! Inmediatamente tomé la iniciativa para presentarnos, perdiendo por completo la esperanza de que el día pasara rápido, si quería estar cerca de esta hermosa especie masculina. - ¡Buen día! Mi nombre es Sam Mackenzie y soy el dueño de Olhos D'água —respondió a mi saludo presentándose con la voz más profunda y sexy que había escuchado en mi vida. ¡Ah, señora de la biciclet

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