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My amor Bilionaire

Capítulo 5 Lo conocí en el ascensor

Palabras:1333    |    Actualizado en: 26/02/2024

emos tener la misma edad. ─ Señala una silla frente a ella ─ Te imaginas por qué la llamé, te confieso que en ciertos momentos me niego a decir que soy hermana de Henry. ─ Lo siento, p

engo secretaria, ¿por qué me cuesta tanto encontrar a alguien competente? Recibimos varios CV, le pedí a RRHH que seleccionara los mejores y me los enviara. Estuve dos días mirándolos a todos, excelentes calificaciones, experiencias impresionantes, pero cuando miré el archivo extra, todos tenían algo inusual: Niños. ─ Usted no busca competencia, sino una persona que cumpla con sus estúpidas exigencias. A tu antigua secretaria parece que le va muy bien con Luz, al parecer perdiste a una gran profesional. ─ No son requisitos tontos, ¿has olvidado lo obsesionado que estaba con Larissa? ─ Sacude la cabeza. ─ Entonces, no quiero volver a pasar por esto, necesito viajar y no preocuparme por regresar y que mi secretaria no esté en el puesto o no atienda mis llamadas. ─ Se sincera, te dejó una mujer que era madre, ¿no? Esto nunca me pasó a mí, porque siempre evité involucrarme con ellos. ─ Mírame bien a la cara, ¿parezco alguien rechazado, João? ─ Bebo mi bebida de un trago. ─ No tiene nada que ver con mi vida personal, simplemente me gusta tener mi vida profesional en orden, sin mayores riesgos. En la mesa de al lado, un grupo de mujeres nos mira. Son preciosas, pero mañana tengo que coger un vuelo a las siete de la mañana, no puedo perder el tiempo con estas cosas. Llamo al camarero y pido que les entreguen una ronda de bebidas, a cambio, él me entrega una servilleta con algunos números de teléfono. Ya tengo a alguien a quien recurrir para tener sexo. Me despido de João y me dirijo a casa de mi madre, después de muchas peticiones y algún chantaje, le prometí que cenaríamos juntos. El viaje hasta su domicilio no duró mucho, veinte minutos fueron suficientes. Saludo al guardia de seguridad, ingresando al condominio de casas lujosas, estaciono enfrente y entro. ─ Buenas noches, madre. ─ Beso tu mejilla. ─ Pensé que tendría que cogerlo por la fuerza, Henry. ¿Por qué tu madre tuvo que suplicar tanto por tu presencia? ─ Mamá, sabes que soy una persona ocupada, además no tengo secretaria y necesito arreglármelas cuando tenga treinta y tantos. ─ No tienes secretaria porque fuiste un idiota, mamá. ─ ¡Luz, no te metas! ─ La miro fijamente y ella se encoge de hombros. ─ Vamos a cenar, necesito ir a casa a dormir, mañana viajaré a Maranhão.

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