Memoria que olvida... Ojos que te recuerdan
ocado toda mi rutina, ni siquiera había podido disfrutar como correspondía de mi café. Si quería llegar a la empresa a las ocho en punto, no p
acepta
hace tiempo que he aprendido a dejar pasar algunas cosas, sin embargo, que todo hubiera tenido que hac
e inoperante a mi alrededor, como si trataran de irritarme aún más a propósito. Mi chofer había tomado otra ruta a la de siempre, supuestamente para ahorrar tiempo, y en su
mirando el techo por unos segundos. Ya he tomado mi café de la mañana, sí, quizás más cafeí
, llamo a Leila
Sr. J
té negro con naranja
aro... ¿do
re
sup
rle, cuando finalmente aparece con el vaso. Desafortunadamente, el día no hace más que empeorar, porque por esos ridículos zapatos que se empeña en usar, antes de llegar a mí se tropieza, derramándo
in embargo, lo que sí me molesta y mucho, que hace que no pueda controlar mi ira por su
DEMONIOS EST
lo... lo siento...
QUE NO USES ESAS COSAS, NO ES LA PRIMERA V
o de lo que me arrepienta, por lo que sin dirigirle siquiera una segunda mirada, tomo mi teléfono y me salgo de la oficina, yendo h
do que siento la humedad de la camisa pe
ofreciéndomela para que pueda por fin liberarme de esta sensación desagradable. El problema es que, cuando estoy por subir al ascensor para ir a
acío, por lo que decido ir en su lugar hacia ahí, a pesar de que no me agrada mucho l
femenino se abre y una diminuta figura aparece por ella, con un gorro con orejas
iños, aquí se trabaja, ¿qu
garla, cuando sus ojos me miran por solo un
ocrom
e y el otro del color del oro, lo cual me deja perplejo, ¿cómo es posible que ella...? Veo en su mano lib
que no es "normal". Una vocecita en mi cabeza me dice que soy el menos indicado para poner parámetros
eje, y ella ahora mira mis zapatos, no a mi rostro en c
haciendo a
donde la veo apretar su libro con fuerza, hasta que parece obliga
eta, igual que tú,
libro contra ella. Su deliberado esquive de mi mirada, me da la oportunidad de detallarla y notar que tiene facci
lo hice hasta que mi rodilla toca la alfombra del
, ¿cuál es
el hablarme, mas termina volviendo finalmente sus ojos hac
que no hable
y un extraño, tú conoces m
considerara mis palabras
ero mi mami m
bre, ¿y qué est
uera tonto, lo que me
gual que tú, aunque por tu pregunta que ya contesté antes, puedo d
niña maleducada? La vocecita vuelve, advirtiéndome de que yo mismo era igual a su edad, no me importaba insultar a los demás cu
. Mi asistente usa tacones y no es la pri
berías conse
a alf
stente me
¿Cuántos año
mi puede de
n, Lucía
go c
é que podrías se
cinco año
¿no deberías estar
nos papeles a otras oficinas y me pid
se me volcó mi jugo y tu
no sabe dónd
lvió todavía debe de cree
te trajo aquí? ¿No deber
oy un poco engripada, as
tie
estas anteriores. Si su madre está ocupada, quizás podría averiguar más sobre ella. Me da un poco de curiosidad su personalidad. Inc
stan lo
el chocolate con
inación... ¿te
tie
bajando, ¿qué te parece si vienes conmigo a mi oficina, te consigo uno y me cu
e mole
dónde estás así se
, si eso l
e esperas aquí a qu
endo, no quiero que su madre la encuentre aún y pierda la oportunidad de hablar más con ella, por eso me doy prisa. Tardo po
mas cuando estoy por llamarla, coloca el señalador en su sitio y cierra el libro para volver su a
siempre hay una pri
s pisos que bajé inicialmente. Cuando finalmente se abre, Leila está en su puesto y me sonríe avergonzada, hasta que nota a la niña y sus ojo
y otro té como te lo pedí, pero ésta vez, quítate esos molestos tacones ante
-sí
a mi oficina, cerrando tras nos
y se encamina hacia el sillón que hay en
haces
mi mami, así que me quedaré aquí y
e mol
dice lo
jar y te dije que me interesaba lo que estabas
onde por un impulso que desconozco de dónde sale, al sentarme en mi silla la acomodo sobre mi rodil
stoy igual de extrañado
o de aventuras de una niña que escapa de su hogar con su mascota y se interna en el bosque, queriendo averigua
del tiempo, noto que la historia le gusta y es por eso mismo que me dan ganas de gruñir cua
ntado a Lucía el nombre de su madre
uc
¿
e llama
of
ía cu
ir
chica llamada Sofía Pirce y dile que el preside
sto señor,
ueda viendo el sitio por donde ella se fu
iensas
descalza
creo que l
e siquiera a mirarte mucho
or preguntarle el por qué dice eso, cuando un email me llega y empiezo a leer su contenido, siendo e
equeña, la cual degusta su chocolate con concentración, y estoy po
mujer, tiene algo que me dice que la conozco de algún lado. Sé que trabaj
am
inar hacia la mujer, quien pone rodilla en tierra para abrazar a la qu