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Un amor posesivo.

Capítulo 6 No debería estar aquí.

Palabras:2262    |    Actualizado en: 29/01/2024

Uribe

tratando también de expulsar el inquietante aburri

, expresando claramente mi impaciencia, comencé a mirar hacia afuera nue

esperaba que volviera a casa de la escuela. El hecho de

aliera del coche, que entrara en su casa y tratara de averiguar si la pequeña parte de su personalidad,

solo lo suficiente. Digamos que, viéndolo desde fuera, sería una casa para una f

o no muy llamativos. Podría mezclarse fácilmente con las otras

ejor en lo que mis ojos estaban tratando de analizar y simplemente no tener que darme la vuelta de inmediato po

a

an adivinar cuando estab

algo realmente importante, que no había sido capaz de resolver por sí mismo. Esperaba con todas mi

remadamente alta, que no me dejaba disfrutar de la paciencia que tenía hace unos minutos ᅳ Hay horas en las que todo come

más de treinta minutos. Con ese tiempo en mente, estiré el cuello, queriendo tener una vista más amplia de toda

por lo que puedo decir, no tomó más de 10 minutos. Al menos no pa

¿dónde

el teléfono entre mis dedos, esperando que toda esta conversación terminara y pudier

do de mi cabeza, volviéndolo a poner frente a mis ojos, y poco después de q

banco junto a mí, con la esperanza de que Kain no m

la empujé lo suficiente como par

e pensar en una buena respuesta a dónde esta

s a la casa de Ana, mientras miraba a mi alrededor para asegurarme

dos de mis dedos y, aún con el mayor deseo de qu

, ya no tenía la sensación de estar aquí, esperando un resultado inútil. Podría vo

era con otra persona no me tranquilizó. Sería mucho mejor saber que esta

va para que ella estuviera con otra persona. O

mis hombros, comencé a caminar de nuevo, esta vez e

í, así que yo tamp

trado también en el vehículo, cerré la puerta del asiento del

n. Al menos ahí me distraería... o intentarlo. L

aparqué junto a unos coches tirados en el jardín de Kain. Me preparé para bajarm

n exceso y bailando en exceso. Por no hablar de algunos apoyados en las esquinas, como si no hubiera un l

anza de no pisar a ninguno de ellos, entré, frunciendo los labios al ver a t

realmente en su sala de estar. No lo culpo, yo tampo

ntos, era extremadamente fácil pasar rápidamente y, en algunos casos, quedarse sin existencia

la cantidad de dinero que podíamos ganar si algunas de estas personas pagaban cierta cantidad para entrar en una

de dinero para ir a un lugar si hubiera una fiesta como esa, y es por eso que solo

de la droga. A los que les gustan este tipo de cosas, siempre termi

venía exactamente esa voz. Al encontrar a Leo, a poco más de diez pasos de

de recordar sus palabras pronunciadas segundos atrás. Todo era tan sofocante y angustioso en el lugar que apenas

té de no murmurar, para qu

hacia atrás—. Parecía estar agotado ᅳ Ha

alda momentáneamente, para encontrar de alguna manera

pero nada que lo afectara a él mismo en nuestras reuniones... Por esa razón

, llevándome la bebida a los labios c

.

mareada, y el sonido que salía de esos altavoces extremadame

lla y de todo lo que pudiera darme. Podría haberme jurado a mí

s posible. Sin embargo, todos me llevaron por la misma ruta que consumía muc

ugar no había cambiado y estaba seguro de que

obre los muslos de la mujer encima de mí, tratando de empujarla

mbros con fuerza, para tratar de evitar

ntendiera lo que quería hacer. Logrando la hazaña, me puse de pie lentamente y aún sentí que mi visión se osc

nerme totalmente lúcido. Pero claro, tampoco podía dejar de lado un pequeño dolor de cabeza y

e estaba sentada allí, haciéndo

añía de nadie, y

cosa en este lugar va a empeorar todo, también contand

r de la manera más civilizada que pude, apartando a todos lo

, me subí a él, hundiendo mi cuerpo en el asiento, solo

sonas alrededor del auto se dieran cuenta de mi propósito, sin importar cuán borrachos estuvi

ma hora, ese ya no era mi destino ahora. Al menos no antes de ver a Ana, sabiendo exactamente dónde

olestas, se difuminaban a mi lado, lo

rretera, terminé siendo detenido por algo, alguien, que e

i su rostro, a pesar de que estamos a una buena distancia, lo cual es

do penetrante para que yo olvidara c

de lo que mi mente estaba dibujando. Pero al men

que no hubiera nadie a su alrededor, pero todo cambió cuando,

lmente, pero eso no me hacía anticipar todos mis pensamient

a y mis manos automáticamente se aseguraron d

estaba toca

allí, necesitaba a Ana

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