Entre neumáticos y corazones
ARLOTTE
silenciosos de una tensión que palpita en el aire. Mi copa yace vacía, mientras que la suya apenas conserva un poco de vino. Él juega distraído con su copa, moviéndola sin rumbo, observándola con tal intensidad que unas gotas de vino escapan
o, presionando entre nosotros. Dos minutos pasan como si fueran horas, y finalmente, él rompe l
–indaga, revelando en su voz una
. –Alexander, ya me he cansado de esta relación. Hemos estado juntos durante tanto tiempo, pero sinceramente, ya no quiero continuar así a tu l
el latido agitado de mi corazón. El mundo que nos rodea se desvanece, dejándonos aislados en nuestra propia burbuja
os desgarros emocionales que ahora enfrentamos. La angustia y el pesar se entrelazan en cada fibra de mi ser mientras observo
confusión. El estruendo de la mesa golpeada resuena en el lujoso restaurante, un eco de la ira que se desliza entre las miradas at
der. Pero lo que realmente me ha llevado al límite es ver cómo todas tus "amigas" te toquetean, te abrazan y te besan delante de mí. Soy mucho más que ellas, valgo más y soy más hermosa,
en, me abracen o me besen es porque soy actor, Charlotte. Es parte de mi trabajo, solo lo hago e
s como testigos mudos de una relación que ha alcanzado un punto de no retorno. El aire parece cargado de electr
ra evitar que esa noticia salga a la luz, ya que podría afectarme a mí y a mi empresa. Así que esto se terminó para siempre. No quiero que vuelvas a
sta, una condena proferida sin juicio ni clemencia. –Estoy seguro de que dices todo esto porque todo lo que dicen de tu compañero de trabajo y tú son verdad. Estás siéndome infiel y de eso sí hay pruebas– acusa, y aunque intento articular una nega
aufragio de mi mundo. Cada paso parece retumbar en el salón del restaurante, una fuga precipitada marcad
cia la puerta, cada paso una carrera lejos de aquel escenario cargado de acusaciones injustas. El sonido de m
el chófer, imperturbable y serena, contrasta dolorosamente con mi tormento interno. Justo cuando creo qu