icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Es mejor alejarnos

Capítulo 4 Vuelven las amenazas

Palabras:1319    |    Actualizado en: 14/12/2023

nía un patio grande, cuatro habitaciones, más las tres de servicio en la planta baja. Despacho, cuatro baños más el de servicio, patio, d

ba la casa, era mi templo sagrado, donde me sentía segura, donde las ilusiones de los dos estaban en cada rincón. Porq

esposo, a muchas mujeres podría fastidiarle, pero en mí, esa necesidad de José de

ver con cuál nos encariñábamos. Las manos me sudaban, llegamos a tiempo, luego nos llamaron, nos hicieron firmar varios papeles, pasada la hora sal

del carro—. Respire, cierre los ojos y pídale a Dios que la i

e me puso a hacer el padre Castro estaba en darle clase a los niños de una fundación que tienen problemas con las drogas.

ñarles barrabasadas. —La mano de José Eduardo me apretó, no era la única nerviosa—. Había varias habitaciones, con tantos niños. Maju

salen. Por mi parte, aunque nadie lo sepa, daba clases de pintura a varios grupos de jóvenes descarriados quienes trataban de enderezar su

no los fui mirando, la antepenúltima cuna era de una niña de unos seis o siete meses, jugaba con sus piecitos, apenas la bebita me miró, sentí algo en el pecho, la saqué de

hay otro

voz de José Eduardo y le extendió los brazos, al mirarme afirmé, el labio me tembló, ¡quería llevarme a la

lla —mi marido me limpió las lágrimas

ta bebita l

o se

en nombrarla

niña y Andrés Cami

io habíamos acordado los nomb

? —me pregu

lla es una ternura, pero le cuesta dormir. —José

sta bebé nuestra hi

gió. Continuemos con los papeles qu

os la pode

ar de tres a c

o venir

penas todo esté listo

zos, le di un beso en la mejilla gordita, mi esposo igual

emos comprar las cosas para su cuarto. —Sus brazo

la se ve l

e se ve preciosa cargándola. —Yo no sé qué

ndrá al papá más

etió al

o no salimos de la casa, especialmente del cuarto de nuestra hija, nos quedó preciosa, aunque también hici

ra recibirla. Acordamos no decir nada en la familia para que sea sorpresa el día que en brazos la presentemos como una nueva integr

Di

a! —. Te espero el doce de enero a las tres de la tarde en la dirección que te enviaré a tu correo. Si no

o un compromi

río, solo era un hombre por un par de horas. Siempre te buscaban y eso me generaba mucho dinero. Siguen sol

. Esa era la razón por la cual en el viaje la pasé tan feliz. Ir al club para mí era un martirio. Me avergonzaba decirlo

ligues a desenmascarar

s manos me temblaron, la imagen de quien podría ofrecerme un

ad

atr

para hablar con usted? Padre… Las ll

tengo un par de horas antes de pr

En la tard

Obtenga su bonus en la App

Abrir
1 Capítulo 1 Mi verdad2 Capítulo 2 Feliz Año Nuevo, mi amor3 Capítulo 3 Adoptaremos una bebé 4 Capítulo 4 Vuelven las amenazas5 Capítulo 5 Desconfianza6 Capítulo 6 Miedo a decir la verdad7 Capítulo 7 La infidelidad no se perdona8 Capítulo 8 Le tenía miedo a mi pasado9 Capítulo 9 Se derrumbó la imagen10 Capítulo 10 La verdad salió a la luz11 Capítulo 11 Es mejor alejarnos12 Capítulo 12 Asumir las consecuencias13 Capítulo 13 Quedé en el fango14 Capítulo 14 Me divorciaré de ella15 Capítulo 15 Dos razones para seguir caminando16 Capítulo 16 Mi eminente divorcio17 Capítulo 17 Sigo cayendo al fango18 Capítulo 18 Solo deseo mi santuario19 Capítulo 19 Pagué por su servicio20 Capítulo 20 Él me detesta 21 Capítulo 21 Separados22 Capítulo 22 Un importante recuerdo23 Capítulo 23 Conversación (parte 1)24 Capítulo 24 Conversación (parte 2) y un bello regalo25 Capítulo 25 Hablar con una amiga26 Capítulo 26 No volveré mientras te ame27 Capítulo 27 Olvidando en el día – Amando en la noche28 Capítulo 28 Llamados de atención29 Capítulo 29 Golpes de realidad30 Capítulo 30 Tomando decisiones31 Capítulo 31 Personas agradecidas32 Capítulo 32 Como te extraño33 Capítulo 33 Inicios de una ama de casa34 Capítulo 34 El tiempo pasaba35 Capítulo 35 Serpiente viperina36 Capítulo 36 Solo si yo fui su luz37 Capítulo 37 Él me llamó38 Capítulo 38 S.O.S. A una amiga39 Capítulo 39 La mejor visita40 Capítulo 40 Cantando al despecho41 Capítulo 41 Nacimiento de Eduardo José42 Capítulo 42 Una extraña sensación por verla43 Capítulo 43 Cantando la tabla44 Capítulo 44 Sanando el alma45 Capítulo 45 Conociendo a sus nietos46 Capítulo 46 La llegada de mi madre y tía47 Capítulo 47 Un giro para mis tíos – parte 148 Capítulo 48 Un giro para mis tíos – parte 249 Capítulo 49 Mi hijo ya tiene tres meses50 Capítulo 50 Él no va a morir51 Capítulo 51 Llegamos a Chile52 Capítulo 52 Se encuentra vivo53 Capítulo 53 Siempre hay una razón superior54 Capítulo 54 Dar sin esperar nada a cambio55 Capítulo 55 Decisión acertada56 Capítulo 56 En busca de las custodias57 Capítulo 57 Madre de cuatro hijos58 Capítulo 58 Los meses pasaron59 Capítulo 59 Fiesta de cumpleaños60 Capítulo 60 Vuelvo a verla61 Capítulo 61 ¿Reencuentro o tortura 62 Capítulo 62 Ahora nos escucharás – Parte 163 Capítulo 63 Ahora nos escucharás – parte 264 Capítulo 64 Frente a su casa65 Capítulo 65 Pechiche desmedido66 Capítulo 66 Ni loco la dejo ir sola67 Capítulo 67 Creo, valoro y respeto la institución del matrimonio68 Capítulo 68 Te voy a volver a conquistar69 Capítulo 69 Iniciando el viaje familiar70 Capítulo 70 Vamos a mitad del viaje71 Capítulo 71 Metiches milagrosos72 Capítulo 72 Convivencia con los niños73 Capítulo 73 Conversación (parte1)74 Capítulo 74 Conversación (parte 2)75 Capítulo 75 Conversación (parte 3)76 Capítulo 76 Estado de shock77 Capítulo 77 Escuchando conversación ajena78 Capítulo 78 Relación padre e hijos79 Capítulo 79 Juegos de seducción (parte 1)80 Capítulo 80 Juegos de seducción (parte 2)81 Capítulo 81 Cicatrices ocultas82 Capítulo 82 Escuchando a un amigo83 Capítulo 83 Paredes de protección84 Capítulo 84 Espero reversar… para sanarte85 Capítulo 85 Reconciliación86 Capítulo 86 De nuevo la señora Villalobos87 Capítulo 87 Un nuevo temor superado88 Capítulo 88 Plenitud familiar89 Capítulo 89 Siempre hay enseñanza en la gente que te rodea90 Capítulo 90 Estamos embarazados91 Capítulo 91 Epílogo – Plenitud