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El Guerrero Formore

Capítulo 5 (Parte 5)

Palabras:3673    |    Actualizado en: 28/11/2023

otra. Él, todavía apretaba su mano, como si temiese que ella desapareciera en cualquier momento. Sus pechos subían y bajaban con fuerza, producto

Kiara con gran expectación. Todavía se enc

puntualidad el lugar de destino, miró en todas direcciones intentando reconocer el lugar, sintiéndose tentado a responderle que

del lugar. Pensándolo un poco, se daba cuenta que se encontraban en el territorio de Valoor, a la altura de La

undible para sus oídos habituados al terreno donde se encontraban, ese era el Joanna la Bella, un río de d

do al lugar donde, se creía, había sido el primer encuentro de una trágica pareja de una

eer que no iniciaré u

namorados que, con su unión, iniciaron la gran guerra tuatha-more y la

rtir de aquí, tendríamos que seguirlo en esta dirección, hacía el norte, así llegaremos a Hojas Blancas en aproximadamente un día y una noche. Me agradaría que descansásemos un poco, sé que lo nece

Pero todos estos viajes habían sido hechos en barcos de aire y, a decir verdad, jamás había posado un pie en el territorio de Valoor. Intentó hacer un par de pasos hacia el norte, como él le había indicado, reconociendo lo que podía de ese territorio en donde se encontraban,

e que observaba la lamparilla con mucho interés, de la misma forma con la que lo habí

illum se tuvo que reconocer a si mismo lo poco q

que esto fuera con el viejo acero. Ese ancestral conjuro, era un pequeño regalo de las sacerdotisas de Dannan, para evitar que las guerras Tuatha-Mor

dad, lo poco que conozco de la magia de los druidas, es muy limitado y todo tiene relación con las batallas… Aunque , ahora que lo recuerdo ¿Es cierto que cad

ío recorrer su columna. Con cierto pesar, recordó que eran de bandos contrarios. Si es que era cierto el rumor de que iba a haber una guerra e

a horrendo para la dríade darse cuenta de aquella posibilidad. Pero, por desgracia, sabía que los hom

reconoció, intentando hacer la vista gorda a todo ese tema. Si

iguió camino. Parecía como si quisiera

oblemas con tu gente después?... de estallarse la guerra, uste

ron peores ¿Qué diferencia le hace a mi vida otro más? A decir verdad, el único problema sería Garland y, en esta ocasión, dudo mucho que mi hermano sobreviva a la batalla de esta noche… creo… que me pase un poco con la fuerza para deten

s. Para él, estos asuntos eran como el pan de cada día. No lo podía evitar, ese era el ambiente

potético con la seriedad y el idealismo que Kiara solo había visto en sus hermanos menores— Mi idea será hacer lo mismo que hicieron los elfos de Hojas Blancas… La Garganta, tiene que ser llevado a la calidad de Territorio Neutral, aunque lo que tengo en mente será más espec

compleja de lo que ella sabía. Aunque, pensándolo bien, la verdad era que ella no sabía nada al respecto. En realidad,

tes y adoradas hijitas. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con sus otros dos hijos varones, ese par de revoltosos que siempre gustaban de hacerles la contraria y entr

te. Así que usó el asunto de sus hermanos para desviar el tema inicial. El guerrero se daba cuenta de su ignorancia en esos tem

pañarlos en todo lo que hagan…— Reconoció el semi gigante ayudándola a pasar entre unas raíces frondosas.—… ¡Ah! Y ¡pobre de quien se atreva a decir algo malicioso d

y preocupada por el futuro tan incierto y aterrador que se proyectaba a partir de esa noche. Quizás, ser un poco más extrov

ás que a Lugh y, debo reconocer, que se han ganado mi respeto. Con el perdón del lugar, tienen las pelotas en donde tienen que estar para s

nto divertida — ¡No servirá! En el tiempo que ellos estudiaban en el Templo de Aria

l hacía en referencia a los O'Briam, Kiara se sorprendía de un solo detalle. El formore, no tenía nada en

ue los Formore odiaban ciegamente a los O’

n la cabeza y suspirar con aplomo, como si ya estuviera resignado a esos comentarios carentes de empatía.

pantalón y lo encendía con un artefacto que, con solo apretarlo, generaba una chispa y producía una pequeña llama— Pero, bueno… No me tendría que sorprender que tengas esos prejuicios, a fin de cuentas,

cionado al pasar que ellos ya se conocían de niños y ahora, afirmaba que sus madres fueron

do el asunto, siendo que ella tenía, en realidad, tenía muy buena memoria? Kiara, picada por la curiosidad, s

o?— preguntó, mirándolo fijamente, olvid

auce llorón que no vio al pasar. Se habría caído si él no

ó mientras la ayudaba a incorporarse y la guiaba con gent

ctante en esos hermosos ojos azul hielo, podía ver claramente que esa ingenua dríade no le daría oportunidad a escapar. La culpa era suya, por no saber medi

e malinterpretase las cosas— … un buen ejemplo sería el motivo de porqué nos conocimos cuando yo tenía diez años y t

e él hablara con la naturalidad que le conocía hasta el momento, intuía que estaba intentando enredar las cosas par

sin dejar de mirarlo apremiante de soslayo. Hizo una pausa, esperando que se diera cuenta de su

gaba por un cuento más antes de dormir. Se detuvo un momento y la miró con una media sonrisa a la cara, se a

e la fama de ser imposible mente tercos?— Admitió cont

una buena pausa, tomándose su tiempo para seleccionar cuidadosamente lo que si le podría contar de

d arcaica que pensaban, y pienso yo también, era por demás absurda — le confío con la actitud de quien contar algo que fuera de poca importancia. Pero en realidad estaba ocultando muchas cosas, tantas que le hacían difícil ocultar.— Por es

lles todas las cosas que Briam había dicho y hecho aquel día. Realmente, solo quería protegerla de una verdad que a sus ojos, no merecía la pena que saliera a la

a. Al menos, podía sacar algo de aquella explicación: él, en realidad, esta

onder. Y, a decir verdad, estaba comentando a sentirse ca

ancio comenzaba a pesar demasiado, se frotó un ojo, adormi

inoportuna se cruzó en su camino y, cuando quiso darse cuenta, ya había caído al suelo. Está

suelo de hierba, al costado de una frondosa raíz de un árbol que no le importaba identificar.

ocultar cierta preocupación e

tió sonrió comprensivo, miró hacía atrás por el camino andado. No le convenía que se quedaran allí a descansar,

ireann”. Sabía que los formore que seguían a su hermano estaban aliados a los rebeldes y vigilaban la zona por si acaso algún druida enemigo había conseguido escapar de la boda. Si los veían allí, corría un alt

e ya había vívido una situación similar antes, cuando no tenía más que dieciséis años y solo era un muchacho inexperto que lo habí

itó escuchar para hacer lo que le decía— Vaya, me sorprende que eres la persona más liviana que he tenido ocasión de l

mida en ese momento. Ella solo necesitaba descansar las piernas un rato y ya estaría como nueva. Por es

sas a una chica…— recriminó en tono de fingida recriminación. Pero si

acerlo, suerte para él que la estela todavía pendía sobre su cabeza—… tu hermano se comportó como un chiquillo bastante valeroso para su edad, incluso recuerdo muy bien como intentó g

ser la Madre Mayor de

dieron con rapidez al cansancio. Acurrucada en esos hombros anchos, siguió escuchando como él

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