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Divorciada del alfa paralítico

Capítulo 5 5

Palabras:1161    |    Actualizado en: 22/11/2023

eza, bajo el resplandor de la luna llena, me encontraba en medio de mi ritual, preparándome para mi transformación.Justo cuando mi metamorfosis come

lido, una conexión que trascendía las barreras entre nuestras formas.—Nunca te perderé, Esteban. Eres parte de mí, como yo soy parte de ti —dijo con convicción, su mirada transmitiendo una complicidad que iba más allá de las palabras.La noche se tornó más tranquila, la aceptación de Brianna se convirtió en un faro en medio de mi confusión. La dualidad se desvanecía, dejando espacio para una nueva comprensión, una nueva conexión entre nosotros.Nos sentamos juntos en el claro, bajo el resplandor lunar, compartiendo historias y secretos en una conversación que trascendía las formas humanas o animales. La noche se convirtió en un renacer, en una reconciliación entre mi naturaleza y el mundo que habitaba.En ese instante, bajo la luz plateada de la luna, encontré una nueva forma de ser, una aceptación inquebrantable de quien era en realidad. Y con Brianna a mi lado, la noche se volvió un refugio, un espacio donde mi verdadera esencia podía florecer sin temor a ser juzgada.Pero conforme la luz de la luna se desvanecía, la claridad de la realidad comenzó a filtrarse. Desperté en mi habitación, solo, con el eco de esa ilusión todavía resonando en mi mente.La ilusión de su aceptación, la calidez de su contacto, se desvaneció como el humo al contacto con la luz de la realidad. La dualidad seguía siendo mi carga, mi secreto guardado con celo.La noche había sido un sueño, una fantasía que se desmoronaba ante la dura realidad. Con el corazón pesado por la ilusión efímera, me sumergí en la oscuridad de la noche, enfrentando una vez más la soledad y el peso de mi secreto en la ciudad que no conocía mi verdadera naturaleza.La ciudad se adormecía bajo el manto nocturno cuando me encaminé hacia las afueras, buscando el refugio de la naturaleza. La luna, en su plenitud, iluminaba el claro entre los árboles donde la transformación aguardaba.Justo cuando el cambio comenzaba a tomar forma, una voz conocida resonó en la oscuridad.—¡Esteban, espera!La sorpresa se apoderó de mí al reconocer la voz de Brianna. Giré hacia ella, perplejo por su presencia en ese lugar apartado.—Brianna, ¿qué haces aquí? —pregunté, sorprendido.Ella se acercó con determinación, sus ojos reflejaban una mezcla de curiosidad y preocupación.—He notado tus salidas nocturnas, Esteban. H

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