Una esposa para el millonario
nte, me estaba mirando mientras se relamía. A
r de dos males. ¿Tienes no
ron .
ime
sentía increíble bajando por mi garganta. No había nada mejor que una cerveza fría, sobre todo en un caluroso día de Texas
e antro? , preguntó
reguntarte
rla, y hubo muchos dolores de crecimiento en el camino. Creo que ahora soy una experta. No había tenido ningún
una habitación al final de la calle , respondió con u
ños que no tenía relaciones sexuales. La oportunidad de acost
sada y agotada; necesitaba el alivio. ̶ Podríamos sentarnos aquí a tomar unas cervezas y charlar de mie
lidad. Dejé que me guiara fuera del bar hasta su habitación de motel. En cuanto se cerró la puerta, me estrechó entre sus brazos y sus labios chocaron contra los míos. Un calor estalló en
cama. Se sentó hacia atrás y me permitió tomar plenamente en él. Este hombre no se perdía un día de gimnasio. Sus brazos eran tan grandes que podía lanzar a una mujer po
con voz grave mientras emp
os . Joder, ni siquiera recordaba la última vez que un hombre me habí
mientras me daba otro l
par
do dedo y empezó a estirarme, yo ya gemía como una loca. Las estrellas bailaron en mis ojos cuando tocó mi punto dulce. Solté un fuerte gemido mientras sus dedos y s
amer
o de latir, siguió tocando cada parte sensible de mi , pero era demasiado para mí. Podía correrme varias veces; eso no era problema para mí
esito dentro d
ás y buscó sus pantalones. Sacó su cartera y cogió un condón antes de volver a centr
or sexo que había tenido nunca. Gemí cuando su punta penetró mi calor y lentamente, centímetro a centímetro, se abrió camino dentro de mí. Cuando tocó fondo dentro de mí, los dos necesitábamos un minuto y respirábamos con di
es , dijo con v
es moverte; sólo ve des
nunca olvidaría, una noche de puro y crudo placer que potencialmente podría arruinarme para cualquier otro hombre que viniera después de él. Afortunadamente, Cameron no necesit
piernas del placer y, una vez más, mi necesidad aumentaba rápidamente. Me hormigueaba todo el cuerpo de tanto jadear. Su agarre en mis caderas me estaba magullando,