El hijo del millonario arrogante
o siguió sin sonreír. ¿Es que le había disgustado, q
, respondí
ener éxito en algo a meno
acuerdo, di
no puede verlo,
orregí mientras m
llover hacía más de una hora. Pero seguíamos habla
aroma de los tilos y el sándalo, y me adormecía.
estaba soltera, s
de broma
e poco, le d
é rompist
. Me dijo que podía quedarme en
vian, eso es una locura. No deberías tener que aguantar es
ecía esto, sus ojos parecieron oscurecerse. Estaba pensando en otra cosa
ndo la diana colgada
, sonrió
un 100 en su primera tirada. Pero cuando me tocó a
ura , me dijo después de que
ifica eso?
. Se acercó a mí y me puso las manos firmes sobre los hombros. Adelantó la
n acelerado y la respiración agitada. Esta
y imaginando, ¿
, me
o estás im
tenido que ponerme de puntillas para besarle, pero aquí me dejé caer sobre él. Envolvió mi cuerpo en el suyo y nuestros labios se
ría abalanzarse sobre mí. Y yo también lo deseaba. De alguna manera, el cuid
do. ¿No podía ver c
on los botones de su chaqueta, desabrochándole la corbata y luego la camisa, hasta que quedó con el torso desnudo para mí. Mi impaciencia por tener
le aceleraba en el pecho, vi cómo la sangre se le agolpaba en las mejillas mientras me besaba, no con suavidad, sino con rudeza y dureza, dejándome pequeñas marca
jándome tranquilamente la cremallera del vestido mientras me salpicaba la nuca de besos. No llevaba nada más que mi ropa interior y oí un gruñido de placer e
uspiré, sintiendo las palabras esc
tás nada mal, g
o rápidamente para liberar su gruesa hombría de sus pantalones. Le quité el cinturón y cayó entre mis manos temblorosas. Nunca, nunca en mi vida h
de ojos, le había q
dije si
atrajo hacia su
aba más sonrojada y excitada de lo que había estado
por encima del hombro. Eso sólo
o Richard , apre
o , pero me quedé de piedra cuando gruñó y tiró de mí hacia el sofá, liberá