¿Nos casamos? ¡Es un trato!
e había explicado, preguntando por todo el pasillo por su madre, Luz Riv
, las lágrimas acumuladas en sus ojos le dificultaban la visión
pacto y sin levantar la vista, en medio de su desespero, Alma se a
e instante, en que ella se percató de cómo le temblaban sus manos
vo hombre que vestía una bata bla
. - Ella comenzó a balbucear, t
intentando tranquilizarla. Alma le obedeció, intentó respirar profundo, exhalar con calma
co a mi madre. - Soltó en un suspir
stió el hombre, genuinamente inte
lma sintiendo como se le llenaba
la carpeta con los papeles ya recogidos de sus manos. - Me llamo Mateo, mucho gust
a alguien que podía ayudarla. - ¿Dónde está mi mamá? ¿Qué pasó con ella? ¿Cómo está?. - Con desesp
arla, ella ahora está estab
No entiendo, no la vi está mañana porque se había ido
o, para que ella tomara asiento y él se sentó junto a ella. - Tengo entendido que ella estaba trabajando cuando le dio un fuerte d
es lo que tiene? Podría ser
los resultados de tu madre y todo indica que el
lla es una mujer sana, nunca había su
ona sana puede sufrir de una enfermedad hepática por diferentes causas. Dime una c
la cara. Luz salía muy temprano para trabajar y Alma regresaba muy tarde del trabajo, sus horarios no concordaban mucho. - Desde que ella empezó a trabajar, m
ún momento se vio
. Solo tomaba pasti
ontramos la causa de su enfermeda
reguntó Alma
este tipo de insuficiencia, es el
ateo se sintió apenado con esa niña y pasó su mano por sus hombros como una f
ero en la condición en qué está, necesitará de una cirugía, lo
favor!, ¡Ayúdela!. - Supl
o tenemos que conseguir un donante
así? Yo puedo donar. - Int
tendríamos que hace
anada, el doctor la miro con tristeza, pensando en que, er
, también se enfrentarán a grandes gastos pre y posoperatorios. -
sí! ¡El dinero! ¿Cómo podría pagar todo aquello? Si apenas con lo que conseguí
la vio por ninguna parte. Tomó asiento en unos bancos que había dispuesto por el lugar, debía esper
n la recepción, ella estaba a unos metros, sentada en un banco junto a un joven docto
ender lo que sucedía entre esos dos, no porque le intere
dijera unas palabras, ella se volvió a tirar en el asiento, como si ya hubiera perdido una batalla, si
encita desalentada. Ella tiró su rostro contra sus manos y en la di
que Edan era de los hombres que opinaba que cada persona se forja su destino y por ende cada qu
a podría tener del sufrimiento qu
verla llorar de esa manera, aunque no sabía por qué una extraña le había
vio en el costado del asiento, el vaso de café sobran
quizás, un poco de café, p
a en la banca y caminó hacia la jovencita que
a atención de la chica, mientras
oz cercana que le hablaba y vio a un atractivo hombr
reí que quizás, esto te haría s
un momento como ese para simplemente dejarle un café, como estaba la in
que el hombre se fuera, lo vio sentarse a unos metros y cuando lo vio