Prisionera de Amor
só a demostrarlo. Muy tranquila se sentó
mos seño
ernas cruzadas y con la melena roja cayendo sobre su escote , hacía que quisiera devorarla, eran las mismas ganas que había tenido durante la cena, mientras la observaba pasar de un es
os placeres; y Mon chere, no habría nada que me gustaría más que ver
o para cubrirse las piernas. Ella había querido que él se sintiera i
hago esa clase de c
elegí para ti, aunque sé que es de tu talla. No pongas esa cara , te hice vigilar durante días y tengo tanta información sobre ti, que e
respuesta; sin duda era el hombre más guapo que había visto, pero también era temible, y frío. Su belleza no lograba engañarla, ella también lo conocía, lo había investigado, sabía que era un hombre que acostumbraba a obtener lo que quería, por las buenas o por la
et, usted gana.- dijo
, dí mi
uieres que b
hombre era magnético, tenía "ese algo", que hacía que fuera incapaz de poder dejar de mirarlo. Lucien sujeto un pequeño contro
ves Mon amour. – dijo
ar por la música, olvidándose de que lo hacía bajo presión. En alg
cate el v
s y lo miro con ex
con voz t
o verte.- c
ndo algo que le encantaba , que le fascinaba y esa era la primera vez que alguien le dirigía una mirada así. Cuando estuvo sin el vesti
y rozo su cabello con la mano, luego se lo ap
colocó detrás de ella y le susurró al oído.- T
esfachatez de Lucien la p
ue pediste, baile para ti, m
e lo
a estrategia que usas con otras mujeres para que h
amás hice tal cosa. Tú m
odujo su legua en el interior de su boca y sin quererlo ella perdió la noción de todo, aquel beso la dejo desconectada de la realidad; se dejó llevar por él, en algún mom
que
igaba la hacían perder el sentido. Pero cuando el se apoderó de uno de sus pezones, todo pensamiento desapareció, se entregó de l
i que quiere
e incapaz de pensar en nada má
ué mon
amente, en aquel momento no había otra c
y él estuviera muerto de sed. Él la coloco boca arriba y le abrió las piernas, la beso en los labios y se deslizó por su cuerpo repartiendo besos por su abdomen, hasta que llegó a su centro, entonces el corrió sus bragas y le introdujo dos dedos mientras le besaba el ombligo, ella arqueo su cuerpo gimiendo, y él hizo lo que
oltarse, y solo así continuo, ella era exquisita, una mujer maravillosamente receptiva a las caricias, y muy dispuesta, y era por ello que no habría adivinado jamás que era una inexperta y que solo había sido suya. Aquel pensamiento hizo que la a
a , había caído en las garras de él, y lo peor de todo era que lo había disfrutado , que se lo había suplicado, tal y cómo él se lo dijo, pero no pudo evitarlo y no era porque él la acaricio maravillosamente, si no porque quería sentirse deseada por una vez en
me lo pondrías tan fácil, pero lo hiciste, y me gustan las mujeres complacientes, desde luego eres la me
no gritar. Él había conseguido lo que quería, humillarla por completo y dejarla allí como si no valiera n
cita. Hasta aquí llego esto, no volverás a saber de mi, y no quiero volver a saber de ti, tú deuda está saldada a pesar de
rato de no ver las manchas de sangre en la sabana, un recuerdo de que había perdido su virginidad y de que
ya la había humillado demasiado y ella no pensaba salir de aquel lugar pareciendo una zorra, no le daría ese gusto. A partir de ese momento se olvidaría de él y de lo que había sucedido, volve