EL TRATADO GRANT&CRIGHTON
a quien él trataba de ni mirar, esos ojos que de vez en cuando se cruzaban con él, algo
en cuando en presencia de dos modelos que frecuentaba a veces y tenía tiempo de no compartir
tenía tan contrariado, mientras miraba hacia
ir conmigo? Nicholas –Pregunto una
en metida en la piscina de su yate, sus pechos flotaban en el agua, con u
gra
cruzaba de un lado a otro en seis brazadas. Entonces se sorprendió
no le gustaba el parloteo sin sentido. No se podía mantener co
les faltaba algo. El problema, t
ado la vida con mujeres dispuestas a admitir esas restricciones, que disfrutaban pasándolo bien, pero él se sentí
do darte un masaje –le prop
lacer sino de molestia. Lo que q
osa? cariño–insistió
u otra invitada salía del int
del caftán floreado casi transparente. La vio mirarlo
rror, a pesar que les había dejado claro que solo se trataba de di
gasen ninguna esperanza. Solo de pen
e el caftán y dejando al descubierto su elegante cuerpo antes de meterse t
fijamente y Nicholas sint
s y se acercaron más la una a la otra. Lo que no sabían era que la sonrisa de él ocu
n aquellas dos mujeres? La situación
ón, señoritas –les respo
po con la mirada, pero aq
ero me ha surgi
nutos antes, así que cuando les dijó que tenían que marchar
óptero os dejará en tierra antes de que anochezca, o más temprano, si lo preferís. Desde a
y atravesó la cubierta mientras las de
do Nicholas llegaba al otro lado del barco
favor, Mery. Y cómpral
a, y sentía la impresión que la isla lo esperaba. Respiró hondo para ver si el aire s
luego se dirigió hacia un grupo de árboles. El baño había reactivado su cuerpo y había hecho que se le
ez de pensar en el compromiso que tenía
surgido en las oficinas en Gracia. Unos minutos después, un ruido le hizo levantar la cabeza. Observó desde al
Frunció el ceño al recono
iales y vacías lo estuviese convirtiendo a é
o las palabras de l
nturas pasajeras, solo obtien
ientras observaba como la joven lo miraba con algo de fastidio. Esto lo dejo sorprendido pues a ninguna mujer
apetecía encontrarse con un grupo de turistas. Pero no tardó en darse cuenta de que en
Nicholas se dio cuenta de que se trataba de una mujer con una melena negra y brillante que le lleg
tó en alta voz N
iento al ver la figura de la mujer.No estaba acostumbr
locar en el suelo algunas cosas eso siempre era import
erto sus caderas, quedándose solo con un traje de baño o
r no se dirigió hacia la playa, sino que se puso unas gafas y un tubo para bucear y se adentró en el mar. Él la observó durante unos minutos con curiosidad. Pa
obre la arena y se dio la media vuelta, apartando la mirada del m
la arena, miró hacia la sombra en la que había decidido parar a come
po de turistas. Se giró hacia el agua. Aparte del pequeño barco que había heredado de su abuelo, sol
barco. Por la noche una gran tormenta azotó las costas
ndo que no estuviese malherido, pero redujo
rgas. Sara tragó saliva al notar que, de repente, se le
muy grande, con un cue
brada a los hombres así, pero pensó
. Sara se fijó que en hombro tenía una marca, pero
de músculos y piel dorada
ra espectacular
a, las cejas pobladas y oscuras y unos brillantes ojos verd
, usted. ¿Qu
rina!. ¿Que so
o la boca y come
ño que esperab
espondiste ni te movías. –Ell
ía qué
a mirada y fr
n esfuerzo para no volver a mirar su cuerpo d
ueó la
a que haya que ir siempre
e había sufrid
do tanto a mí? ¿Iba a
está bien, me marcho –le dij
ya en esa parte y f
estoy bien? No m
el pequeño hospital está al ot
en era la misma que había visto bucea
–No soy tu cariño. Sabes mi nombre,
orpresa –Eres biólogo, que edad
, no le daría el placer, de verl
so. Vístase y márch
er otro amago de mar
r? Estoy seco. –Dijo ant
quedó
a? ¿Cuánto tie
cogió de
horas,
o sabe? ¿No ha
mitió, dándose cuenta de q
ceño y murmuró algo que
nada? ¡Qué locura!, So
ado. Tenía tiempo q
r es fuerte y tienes riesgo de quedarse deshidratad
el sol –le respondió Nicholas, ya que eso e
etar los labios c
odría pasarle cualquier
o sus deliciosos labios, su azabache mele
ida? –le preguntó él–. Llevo to
ero levantó la cabeza al oí
u pecho y se maldijo antes d
, pero Sara tenía claro qu
que los hombres se burlasen de ella, no iba