EL TRATADO GRANT&CRIGHTON
so. No hizo las preguntas que se le venían a la mente –¿Por qué estab
undo controlando su
algo de mi co
nrisa que habría hecho que a Sara le temblasen las rodillas
dición.–Misi
s con sorpresa. Al parecer, Nicholas no estaba acostumbrad
–le preg
o evitar ec
s solo que preferiría no comer con un hombre compl
qué taparme –le respondió él–.
morir de hambre, prefiero poner
verdad. Si hubiese estado tan hambriento,
corporó mientras ella se quitaba la camisa, pero luego cam
hizo de los pantalones, que también eran muy
o, lanzándose
reír otra vez, pero cuando este miró sus piernas con apreciación la sensaci
no formo parte del menú. ¿Entendido? Jamás me quedaría a
na mano y
quietarla –le dijo con la voz ron
do escapar un suspiro y relaj
o. Y la había hech
corre ningún peligro conmi
tumbrado a la promiscuidad sexual y a un estilo de vida libertino que había pensad
que fuese directa y dijese lo que pensaba. También
da por él, pero aquel no era el l
me moriré de sed –admitió, tomando lo
algo que ponerse si realmente va a
nir a ver cómo estaba. Es
uando le enseñaba a cómo comporta
pechos, haciendo que Nicholas apretara la ma
ogo ella –No cargo mucho pero
lo me he tomado u
. Podemos comer. Esta es la única sombra en
–. Es muy generoso por su parte. Ahora, ¿te
a comer –le respondió ella, girándose y
gunto él mientras s
erd
a Nilsa. Te pre
a en la comida–. Es la una de la
años siguientes, había estado sola con su padre, hasta que llegó Nilsa. Esta había sido muy buena para a
con su
ha encontrado bien
volvió
eva esposa tiene
to, es u
ejor y yo podré
mucho, justo después de que hubiese pedido un crédito para hacer algunas reformas. Hoy día luchaba por sobrellevar la
quedó otra cosa sino
l, estudiándola con la mirada–. Pues
lla sonriendo y partiendo un pastel de qu
ervó cómo habría los ojos con
ra –comentó él, lo que desp
e no comía algo
preguntó ella, por no pre
ntes de comer otro bocado. Sara abrió
poco? –le p
nada, est
una m
ita más que yo –comentó –Po
inhalando su aroma antes de me
ntras comían y Sara fue
n, de repente. Aquell
botella de agua y se lavó. Entonces, se puso en pie.
que mar
Se
ró con s
es de hacerle el ofrecimiento–. ¿
respondió él–. Cómo hago pa
as, quédese
l y al deseo que había sentido al cono
iro y se dijo para sí, tal vez, trato de grabar su imagen en la memoria. D