Un juego del destino
era Emma, pero era extraño no verla, nunca llegaba tarde, siempre exacta, miró de
ficina. Así que antes de empezar labores, iría a intentar tener una conversación decente, estaba a nada ya de la boda y tenía que celebrarse. Al llegar al piso, varios empleados especialistas en riesgo
para que tuviese más tiempo para revisar los últimos detalles de s
amie ya no sabía que más decir, -Gracias, llamaré a su celular. -ella asintió y
legó antes al departamento», pensando que
entrar. Imaginó que pudo haber bloqueado las llamadas y los mensajes por qué al parecer no se cone
e. -dijo al
habrá boda? -Jamie abrió
rá boda, y...-su ma
que has hecho? ¿Sabes la vergüenza que pasaremos si no hay una boda? He invitado a muchas personas a esta boda, Jamie. No sé lo que hici
tas a Central Park, disfrutó por un momento esa sensación de tranquilidad que la albergó de la nada, creyó en que no necesitaba de Jamie y menos la desconfianza ahora que había creado en ella, se preguntó dos veces más ¿Qué
s insat
io de fecha y había empezado a empacar, en medio de aquella gran cama de su habitación la maleta grande estaba abierta con ropa doblada a la perfección, con bolsas del mismo color donde tenía su ropa interior, sus pinturas y más. Cu
-le decían a
rita Spencer, el cód
al pendiente por si te toca
de tenía un par de maletas con todo lo de Jamie, ropa, trofeos, diplomas, champú, jabones,
a, Jamie con cara de perrito mojado. -Ahí están tus ma
ar y solucionarlo, cariñ
ra, Jamie, creo que el verte con otra mujer revolc
un error, soy
na infidelidad, sabes perfectamente lo que pienso de eso y, aun
har? -preguntó Jamie sorprendid
vas a pedirme el anillo de compromiso que pagaste con mi tarjeta de crédito y que dijiste que pa
luna de miel
y luego levantó la mirada a
Hawái sin mí? ¡Yo elegí es
-se dio la vuelta Emma, pero la mano de Jamie la atrapó con fuer
iraron a los ojos, Emma arqueó una c
arrugó su ceño y entonces momentos después apareció el cuer
e se tensó y entonces entendió lo del có
ock el mastodonte como le decía en su cabeza. Emma esperó a que Jamie sacara las m
que, por ende, será el de ella cuando esc
avor, ¿No merezco una
edó ahí, de pie, viendo la puerta e imaginando la cara de su ahora ex prometido. Soltó un
on sin