Mi nombre es Emma, vivo sola en un departamento en Buenos Aires y tengo 22 años. Todo iba bien en mi vida, hasta que me despidieron de mi trabajo sin motivos, me enviaron un telegrama, me depositaron la liquidación y ahora soy una más dentro del sistema de desempleados.
Una real porquería. Pero, como todos los días me levanto de la cama con optimismo y no pierdo la esperanza de encontrar un trabajo que me salve de terminar en la calle. –ESO ESPERO-
Desayuno con café negro y salgo en busca de cualquier trabajo. Pase por varios lugares y deje mis CV y casi a las tres de la tarde volví cansada de tanto caminar, esperanzada de que alguien me dé la buena noticia de que tengo una entrevista laboral.
Me doy una ducha, me visto con ropa cómoda, pero sin perder la elegancia y salgo a caminar. Escucho música desde mis auriculares, adoro la música de los 80s me trae lindos recuerdos de cuando era muy pequeña, entonces sin darme cuenta, mi caminata por la ciudad es menos tortuosa.
AHORA ME TOCA ESPERAR A QUE ALGUIEN TENGA PIEDAD DE ESTA POBRE CHICA Y ME OFREZCA UNA ENTREVISTA.
Me encuentro una plaza, busco un lugar alejado de la gente pero donde todavía haya sol en el pasto que poco a poco deja de ser verde y ahí me siento. Me dije a mi misma que todo iba a estar bien, me doy ánimos, siempre pude salir adelante sola y esta vez no iba a ser distinto.
…
Mi mejor amiga Daniela me ofreció vivir con ella y su hermana Belén a su departamento, que queda a pocas calles de la mía, está muy preocupada y me hizo prometer que si no conseguía trabajo en los próximos días, iba a ir con ellas o de lo contrario me arrastrarían como cavernícolas para llevarme con ellas a su casa.
Son divinas, las dos son lo único que tengo en la vida, pero tienen un carácter de los mil demonios y son gemelas, así que imaginen la potencia de las dos.
Son grandes amigas, nos conocemos desde jardín de infantes y vivimos muchas cosas juntas, se puede decir que son como las hermanas que nunca tuve.
Se hizo un poco tarde, así que emprendí la vuelta a casa, me preparé la cena y un rato después me acosté. Me gusta leer un libro en la cama hasta que me gane el sueño y al otro día, sigo la misma rutina.
Pasaron varios días y no recibí ningún aviso de entrevistas, ya estoy más preocupada que antes. Se me está acabando el dinero y todavía no termina la primera quincena. Me voy a quedar sin un techo sobre mi cabeza y sin comida en mi plato.
Pensé en las chicas pero no quiero molestar a nadie con mis problemas, necesitaba una solución urgente, pero no contaba con nadie más que con Daniela y Belén, esperaba no tener que recurrir a ellas.
Es domingo, está lloviendo y es tarde. Escucho que golpean mi puerta y desde afuera escucho a las gemelas que se ríen entre ellas como tontas. Estoy jodida, me dije a mi misma así que con mi mejor cara de todo está de maravilla les abro la puerta.
Entraron después de besos y abrazos, para dejar sus paraguas en un rincón. Sus caras me resultaron algo extrañas, hasta que me di cuenta de algo, traían con ellas bolsos y valijas.
—Es hora de la mudanza, querida amiga. —Dijo Daniela, con una sonrisita victoriosa. — No conseguiste empleo, te quedaste sin fondos y en unos días tienes que dejar el departamento. No pienso dejarte vivir abajo de un puente, nosotras te vamos a cuidar. Si pensaste que no lo sabríamos, te equivocas.
Con ganas de largarme a llorar las abracé y acepté con una sonrisa triste irme con ellas. Les di las gracias y nos pusimos manos a la obra, o a la mudanza.
…
Todo pasó muy rápido, hace un mes me mudé con mis amigas, no recibí noticias de ningún trabajo y ya me sentía muy incómoda sin aportar en los gastos que compartimos, aunque todos los días salgo a buscar empleo, no sale nada.
Al volver de la caminata, ya desanimada y desesperada, limpiaba todo el departamento y lo dejaba ordenado, para cuando ellas lleguen de su trabajo no tuvieran que preocuparse de nada, incluso estrenaron la cocina cuando llegue y desde entonces me ocupo de las comidas.
Me rehúso a ser un zángano.
Dani es abogada y Belén es dueña de un centro de estética. Y yo, yo me gradué en psicología pero no ejerzo desde… Desde lo que paso con mi ex pareja.
Me sentía aburrida, nunca me gustó estar quieta y sin hacer nada. El departamento estaba impecable, las compras estaban al día, la ropa de las tres estaba lavada y planchada, las series de Netflix las vi todas y suspiro, quiero que cambie mi suerte.