La segunda oportunidad en el amor
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
El regreso de la heredera adorada
Enamorarme de ella después del divorcio
El lamento de amor
Divorcio denegado: el CEO frío no me deja ir
El Contraataque del Multimillonario Disfrazado
Atraído por mi mujer de mil caras
La Novia Más Afortunada
Chantal
—¿Segura de lo que estás a punto de hacer? —pregunta mi amiga Daleska suplicando con sus ojos para que recapacite—. Luego no habrá marcha atrás y sabes que…
No dejo que termine de hablar, sé perfectamente las consecuencias que va a traer mi decisión.
—Aunque no lo esté, sabes que es lo mejor en este momento. —poso mi mano sobre su hombro para tranquilizarla.
—Está bien, sabes que puedes contar conmigo en todo momento. —resopla antes de hacerme entrega del bolso—. Te estaré esperando en el parque, puedes tomarte todo el tiempo que necesites.
Asiento con un ligero movimiento de cabeza. Giro tomando con fuerza el pequeño bolso y sin nada más que pensar toco el timbre.
Al poco rato se abre la puerta y me recibe una señora un poco mayor. Al ver que soy yo inmediatamente se hace a un lado para darme paso.
—Pensaba que te habías arrepentido. —espeta mientras cierra la puerta—, sabes que aún te puedes retractar de lo que estás a punto de hacer cariño.
«¿Será que podrían ponerse en mi posición alguna vez? estoy segur de lo que voy a hacer así se me rompa el corazón y no pueda ser la misma de antes»
—Nuevamente, le repito que esta es la mejor decisión. —aclaro para que no siga con la insistencia.
—Siendo así, entonces vamos hasta el despacho. —señala con la mano en dirección a una gran puerta de madera que se encuentra a pocos pasos—. Ya te están esperando.
Caminamos a paso lento por el amplio pasillo. No es la primera vez que he venido a este lugar, pero las veces que lo he hecho no puedo dejar de admirar lo hermoso que es.
«¿Estaré haciendo lo correcto? claro que sí, es por el bien de todos»
Cierro los ojos y respiro profundo para seguir adelante. Cuando llegamos a la puerta de madera esta se abre para darnos paso al interior del lugar. Dentro se encuentran tres personas más, las cuales ya conocía con anterioridad.
Al entrar tomo asiento y comenzamos con la reunión. Hacemos la entrevista correspondiente y firmamos los documentos requeridos para el proceso. Todo se está realizando como debe ser para no tener problemas legales en el futuro.
Cuando todo termina, hago entrega del pequeño bolso. Sin darles tiempo a que quieran decir o preguntar algo más, salgo del lugar a grandes zancadas hasta llegar al exterior. Camino en dirección al parque donde me espera mi amiga y todo lo hago sin siquiera voltea.
Al llegar a su lado me desplomo y rompo en llanto, mi amiga se desespera, pero sin decir nada me abraza como si su vida dependiera de ello. No sé por cuanto tiempo nos mantenemos en esa posición, pero cuando mis emociones se estabilizan nos ponemos de pie.
—¿Listo? —limpia las pocas lágrimas que quedaban en mis mejillas con un pañuelo que no sé dé donde saco.
Asiento con un movimiento de cabeza porque en realidad no quiero decir nada, ella no replica y eso es algo que le agradezco. Limpio mi pantalón quitando los restos de grama. Arreglo mi blusa y mirando al cielo le ruego a Dios que me dé fuerzas para seguir adelante.