Soy Valentino, un hombre de poder y riqueza incalculable, forjado en el crisol del éxito. Desde muy joven, me propuse en conocer el mundo con mi astucia y mi determinación, durante años he construido un imperio que rivaliza con los más grandes de este mundo. Mi nombre es sinónimo de poder, mi riqueza es inigualable, pero lo más importante de todo, soy un hombre lobo, un líder de mi clan destinado a gobernar con mano firme y corazón feroz.
Mi clan, los Lobos de la Luna, es uno de los más antiguos y respetados en Mystralón, la tierra mítica que llamamos hogar. Desde hace generaciones, hemos protegido nuestras tierras y luchado por mantener nuestro lugar en la jerarquía de los clanes. Mi padre, el anterior líder, me enseñó todo lo que sé sobre el honor, el coraje y la lealtad hacia los nuestros. Hace algunos años que partio, por lo tanto he tomado las riendas hace años y demostre que soy digno de llevar el título de Alfa en mi mundo y aquí un magnate con muchas empresas.
Pero antes de sumergirme por completo en los asuntos de mi clan, había decidido organizar una fiesta para celebrar mi ascenso al liderazgo de una de las más grandes empresas en Roma, Invité a personas de alta sociedad, magnates de negocios, celebridades del mundo del espectáculo y políticos influyentes, todos reunidos bajo el techo de mi mansión para celebrar mi éxito y brindar por el futuro que me espera.
—Valentino Voskova, que le ha hecho de con llevar esta velada de millones.—Mire con arrogancia al periodista que graba todo el espectáculo de mi mansión.
—Soy unos de los más grandes inversionistas, en el país, por lo tanto quiero demostrar mi lealtad ante mí ciudad, no soy el gobernante de este país pero si soy uno de los más grandes.
—Usted es magnífico Don Valentino. Gracias por sus palabras.
Asentí alejándome del periodista. Las noticias serán grandes en periódico Romano.
Observo la mansión el cual brillaba con una luz propia, decorada con lujo y elegancia para la ocasión. Las mesas estaban adornadas con arreglos florales exquisitos, la música flotaba en el aire con un ritmo embriagador y el champagne fluía libremente, como si cada burbuja fuera un recordatorio de mi ascenso al poder gracias a todo estos años de dedicación.
Miraba a todas las bellas damas, lucir hermosas con sus atuendos caros, joyería de calidad, e incluso su peinado con los mejores diseñadores de la belleza culta.
Entre los invitados, había muchas mujeres hermosas y deslumbrantes, pero ninguna de ellas lograba capturar mi atención. Detengo mis pensamientos al ver al Señor Victorino acercarse a mi con una sonrisa arrogante, junto a él una bella mujer, creo que es su hija.
—Señor Valentino, buenas noches—Nos saludamos cortes—quiero presentarle a mi querida Hija Alanís. —Asiento sin quitar la mirada de la chica, sus ojos eran marrón, cabello castaño, su cuerpo una buena escultura para la ocasión.
—Hola Señor Valentino, me da gusto conocerlo, mis padres no dejan de hablar de usted.
Claro que no dejarían de hablar, soy el soltero más codiciado.
—El gusto es Mío señorita— Sostuve su mano en saludo, dejo un beso de cortesía en la palma de su mano. Ella se sonrojo.
—Usted es un Don muy elegante y de buen porte—Comento fresca, a lo que le sonrió de lado, sus labios están pintados en un rojo sangre.