En el aeropuerto de Lille, Luka llegó con su pequeña maleta; una joven extrovertida con brillantes ojos azabache se acercó a él – Hola, soy Lucie Texier Costa, bienvenido a Lille – saludo ella con una simpática sonrisa – permítame llevarlo a donde desee – continuo ella y Luka la miro extrañado con la actitud; la joven tendría unos diecinueve años, llevaba un jean roto en las rodilla, una blusa blanca con un dibujo de conejo rosa en el pecho y una chaqueta café de cuero sintético, una gorra cubría su corto cabello negro; Luka suspiro y asintió – ¿a qué hotel? – pregunto ella, Luka no pensaba ho
spedarse en hotel, el investigador podría encontrarlo allí – necesito alquilar una casa – comento Luka inexpresivo; la joven asintió con enérgicos movimientos de su cabeza – ¿A dónde? – interrogo ella, él meneo la cabeza sin responder – ok, pensemos en el camino, necesito quitar mi auto – murmuró ella mientras abría la puerta del asiento trasero de un Renault seis negro, entendiendo que él no sabía lo que buscaba – ¿Dónde quiere la casa señor? – interrogo ella desde el lugar del conductor mientras ponía el cinturón de seguridad – no sé – respondió él mirando por su ventana – vivo cerca y están rentando una casa, si quiere lo llevo – continuo la joven y Luka asintió.
Tal como informo la joven, no muy lejos del aeropuerto llegaron a una casa frente a un gran parque, Luka suspiro sin apartar la vista del lugar mientras bajaba del auto; estaba dispuesto a tomar esa casa sin importar el costo, aquel parque le traía hermosos recuerdos con su rebelde – ya viene el señor Marc – murmuró la joven saliendo del auto, camino hacia la casa y abrió la puerta con toda autoridad; unos minutos después llego un hombre mayor - ¿Cuánto por la renta? – pregunto Luka - ¿no quiere verla primero? – interrogo aquel hombre y Luka negó – no importa, voy a cancelar un año de renta – la joven abrió los ojos como platos y el hombre asintió entregándole las llaves, Luka cancelo el valor del servicio a la joven dando una gran propina por la ayuda y ella continuo acompañando al dueño de la casa mientras cerraban la negociación – puedes irte – ordeno Luka y ella negó – no voy a dejar solo al señor Marc, usted puede ser un asesino o algo así – Luka suspiro y cerró la negociación cancelando el valor acordado por un año – fue un placer señor... – el hombre extendió la mano hacia Luka – Pierre Pasquier – se presentó Luka y entró a la casa – bienvenido – vitoreo Lucie acompañando a Luka hasta la puerta y él la cerro sin permitirle a la joven entrar; aquella casa estaba completamente vacía, por la cantidad de polvo que se veía podía asumir que llevaba mucho tiempo sola; respiro profundo mientras conocía su nuevo hogar.
Aunque parecía grande, no tenía muchas habitaciones al igual que su casa en parís, ésta solo tenía dos habitaciones, una pequeña sala, junto a lo que podría ser un estudio, una cocina separada por una isla de lo que podría ser un comedor y un enorme jardín que le recordaba a la casa de sus hermanas que al igual que Kya, amaban los grandes jardines; se sentó en el jardín bajo un enorme árbol encerrado en enorme piedras; cerró los ojos imaginando a su hermosa rebelde mecerse en un columpio que pendía de ese árbol, sonrió y salió de la casa en busca de un lugar donde podría comprar algunas cosas que necesitaba, después de todo pasaría allí un largo tiempo.
Frente a su casa aún estaba el Renault seis de color negro; busco con la mirada a la alocada joven y se alejó de la puerta con la esperanza de no encontrarse con ella; se acercó a un hombre que estaba frente a una pequeña tienda – ¿dónde puedo comprar una soga? – preguntó Luka después de saludar cordialmente y el hombre dio algunas indicaciones que siguió Luka llegando a una ferretería a unas cuantas esquinas retiradas de su casa – cincuenta sombras de Grey – lo sorprendió la voz de joven y él abrió los ojos al verla; ella sonreía con intimidante picardía – suicidio – respondió Luka llevando la soga y la joven se quedó estupefacta con la respuesta.
El resto de la tarde, Lucie había salido a trabajar en su auto, sin embargo, las palabras de Luka rondaban en su cabeza y ella había podido sentir la nostalgia en la mirada de él; preocupada por su nuevo vecino, llegó a su casa que quedaba a solo un par de casas alejada de la casa de Luka y habló con su padre de la preocupación que le aquejaba; el poder de convencimiento llevo al hombre y su hija a brindar la ayuda que según Lucie necesitaba, con la esperanza que no fuera tarde.