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En el salón del director ejecutivo de Grupo Apex…
Eileen Curtis se levantó de la cama, recogió su blusa y su falda corta del suelo y se las puso a toda prisa. Mientras se vestía, en sus ojos aún se podía ver la coquetería que había mostrado durante el reciente encuentro con el hombre en la cama. De repente, su mirada se encontró con la gélida expresión del caballero.
El hombre era Bryan Dawson, el director ejecutivo del Grupo Apex, su jefe y benefactor.
Esta relación secreta se limitaba a esa habitación; más allá de esos muros, solo era su asistente especial.
"Señor Dawson, si no se le ofrece nada más, seguiré con mi trabajo", dijo Eileen con una sonrisa practicada.
Mientras hablaba, recogió hábilmente su largo cabello en un moño, y su apariencia atractiva se convirtió rápidamente en una estrictamente profesional.
Casi parecía que no había tenido intimidad con él.
"Vivian ha regresado", soltó Bryan, con los ojos entrecerrados.
Eileen ya había llegado a la puerta del salón y estaba a punto de abrirla, cuando las palabras del hombre la detuvieron en seco.
Su cuerpo se puso rígido y el color desapareció de su rostro, incluso dejó de respirar por unos segundos.
No obstante, recuperó rápidamente la compostura y se dio la vuelta con una sonrisa medida.
"Entiendo, señor Dawson. No volveré a entrar en esta habitación", declaró.
Vivian Warrem, el primer amor de Bryan, había vuelto después de seis años. Eileen era consciente de que en la vida de ese hombre, no era más que un medio para satisfacer sus necesidades.
A pesar de que él había sido su único apoyo durante los últimos dos años, sabía muy bien que ella solo lo tenía cuando disfrutaban de esos momentos íntimos.
Indiferente a su desnudez, Bryan se levantó de la cama. En el piso, encontró sus pantalones y se los puso.
"¿Y qué tiene esto que ver contigo?", preguntó con una sonrisa. Luego, le entregó su camisa y ella comenzó a ayudarlo a ponérsela.
Mientras se la abrochaba, escuchó al hombre indicándole. "Redáctame un acuerdo de divorcio".
Eileen hizo una pausa y alzó la cabeza para mirarlo. Pudo observar las líneas afiladas de su mandíbula y sus finos labios.
"Ha desperdiciado seis años de su vida conmigo, así que es hora de terminar con todo eso. ¿Qué opinas?", preguntó, mientras le extendía su corbata, sacándola de sus pensamientos.
Eileen agarró la prenda sin decir nada, pero su corazón era un tumulto de emociones.
En realidad, la esposa que Bryan mencionaba era ella.
Además de ser su asistente y amante, desempeñaba otro papel en la vida de ese hombre: era su esposa.
Hacía seis años, su madre fue diagnosticada con cáncer y necesitaba un tratamiento urgente y costoso. Como recién se había graduado y era financieramente incapaz, Eileen había estado desesperada hasta que recibió ayuda de la familia Dawson, un acto de bondad que nunca olvidaría.
Más tarde, cuando Vivian, la prometida de Bryan, lo dejó y se mudó al extranjero, él fue blanco de chismes y burlas.
En ese entonces, necesitaba una esposa para salvar las apariencias. Su abuela encontró a Eileen, quien aceptó casarse con Bryan para devolverle el favor.
Agradecida por la ayuda de los Dawson, desempeñó fielmente su papel de esposa de Bryan, sin pedir nada más.
Después del matrimonio, como necesitaba seguir pagando el tratamiento de su madre, abandonó la pequeña empresa para la que trabajaba y se unió al Grupo Apex, con la esperanza de encontrar mejores oportunidades.
Fue entonces cuando descubrió que el director ejecutivo era Bryan, su esposo, a quien había visto solo una vez el día de su boda, pero aparentemente él no la había reconocido.
Como quería asegurar fondos para los tratamientos médicos de su madre, Eileen permaneció en la empresa, evitando a su falso marido tanto como fuera posible. Pero el destino tenía otros planes, y una noche se encontró durmiendo con un Bryan borracho. Tras ese encuentro involuntario, él la ascendió inesperadamente a su asistente especial.
Como estuvo satisfecho con ella, la obligó a acostarse con él varias veces hasta convertirla finalmente en su pareja sexual.
Cada vez que él la llamaba, ella obedecía. A veces le preguntaba si necesitaba algo y, en momentos económicamente difíciles, ella le pedía dinero.
Pero cuando no necesitaba ayuda financiera, la joven se esforzaba por preservar su dignidad en sus interacciones, pues no quería que su relación se viera reducida a meras transacciones.
Había considerado muchas veces terminar esa aventura, pero los elevados costos del tratamiento de su madre la obligaron a dejar de lado su orgullo.
Además, se había enamorado de Bryan.
Pero como no se sentía digna de estar a su lado, ocultó sus sentimientos y se dedicó a apoyarlo en el trabajo.
Sin embargo, ahora Vivian había regresado.
Ya fuera como asistente o esposa de Bryan, Eileen sabía que tenía que hacerse a un lado.
Era realmente triste darse cuenta de que ninguno de sus papeles podía competir con el de su primer amor.
Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios.
Bryan se dio cuenta y frunció el ceño. "¿Por qué sonríes?", preguntó confundido.
Eileen le ajustó la corbata y se puso de puntillas para alisarle el cuello de su camisa.
"Solo estoy feliz por usted, señor Dawson. La mujer que ama finalmente ha regresado".
Inhalando profundamente, retrocedió un paso y asintió levemente. "Ahora mismo redactaré el acuerdo de divorcio".
Bryan frunció el ceño, sintiendo un destello de molestia. "Eres una asistente ejemplar, Eileen", soltó, aunque el desapego de la mujer le hizo cuestionarse su propio encanto.
La asistente se limitó a sonreírle, ignorando el mensaje subyacente en su cumplido. "Muchas gracias por reconocer mi trabajo, señor Dawson".