Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
Todo comenzó cuando estaba lloviendo
“La muerte nos llega a todos tarde o temprano, aún así me parece injusto que se marchen primero los seres a los que amamos.”
—Mely Lim.
Vasgach, Norte de Canadá, julio del año 2019.
Eliza despertó a causa de la alarma de su celular, se estiró en la cama, los pequeños rayos de la luz del sol golpeaba su rostro, obligándola a abrir los ojos. Se puso de pie y caminó a la cocina para desayunar con su hermana.
Zara tenía veinte años y ella diez cuando murieron sus padres, ella era la inspiración de Eliza y anhelaba llegar a ser como ella cuando fuera mayor. El aroma a hot-cakes provocó que su boca babeara un poco, se acercó su hermana para ayudarle a servir el café y el jugo de naranja. Ella lucía hermosa, su cabello era rubio y ondulado, sus ojos color almendra, caderas bien proporcionadas, piel canela y labios rojos. Zara era una rompe corazones sin dueño, dedicaba su vida entera a cuidar de Eliza, ella evitaba salir con amigas para hacer su papel de madre, ella decía que evitaba salir con chicos porque “Uno nunca sabe que tipo de chico puedes llegar a conocer ¿Qué tal si le hace daño a mi hermana?” Eliza se sentía culpable porque su hermana no disfrutó su juventud como debería de ser, era por eso que trataba de ser la mejor hermana menor del mundo.
—Esperemos que me den el trabajo —dijo al terminar de servir el desayuno en los platos.
—Yo igual, aunque estaré sola cuando trabajes, no me gusta estar sola.
—¿Sabías que la soledad es una hermosa virtud y un hermoso regalo que te da la vida? —alzó una ceja.
—¿Regalo? —cuestionó, después le dio un sorbo a su café e inmediatamente hizo una mueca, le faltaba azúcar—. Es un castigo ¿Para qué sirve la vida si estás solo en el mundo?
—¿Para qué quieres una vida si no vas a amarte a ti mismo y disfrutar de la compañía propia?
—Ya sé porque no tienes novio, todo el tiempo creí que era porque me cuidabas —le arrojó un pedazo de servilleta y frunció el ceño.
—¿Hoy trabajas con Moni? —ignoró el comentario de Eliza.
—Sí, salgo a las ocho.
—Pasaré por ti, si me llegan a dar el empleo vamos a pasar a comparar algunas cosas para celebrar.
—Pero quería planear la fiesta de cumpleaños de Benny —apretó los labios.
La puerta de la casa se abrió, nadie podía entrar a la casa de las hermanas Narvis sin autorización, nadie, excepto Dara; la mejor amiga de Eliza. Se conocieron cuando éran pequeñas, ella vivía justo al lado de la casa Narvis y todo el tiempo estában juntas, ella entraba a su casa sin avisar y Eliza a la suya. Dara era bajita, medía 1.50 su tez morena, cabello afro color negro, tenía unos ojos verdes de encanto, cintura diminuta, siempre estaba alegre y con ganas de pelear con alguien.
—¿No me hicieron café? —cruzó los brazos.
—No sabía que venías. —Eliza contestó riendo.
—Beberé del tuyo —se sentó junto a Eliza y tomó un hot-cake del centro de la mesa, pues ahí los había puesto Zara.
—Puedes prepararte uno… —le dijo Zara a Dara.
—Me da una cosa llamada flojera, prefiero el de Eli —sonrió.
—¡Que descaro! —chilló Eliza.
—Yo te lo preparo —Zara se paró de la mesa para prepararle el café a Dara.
—¿Viste? Zara me adora, no se porque no soy mejor amiga de ella en lugar de ser la tuya —cruzó los brazos y Eliza rodó los ojos.
—Benny cumple años dentro de tres meses, Moni me dijo que quiere hacerle fiesta sorpresa ¿Te apuntas para ayudarnos? —le preguntó a Dara.
—Adoro a Benny, claro que te ayudo.
—¿Tuviste pesadillas anoche, Eliza? —preguntó Zara al servirle el café a Dara.
—No, en esta ocasión soñé mi sueño consecutivo, en el que soy llevada al cielo por una nube —metió un bocado de hot-cake a su boca.
—Te escuché gritar —Zara frunció el ceño.
—Ah…
—Mas vale que le cuentes el sueño a tu hermana —Dara parecía estar divirtiéndose con la situación.