Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
El ruido sordo del papel resonó en la habitación.
Tessa Lopez vio cómo su marido lanzaba un acuerdo de divorcio frente a ella.
"Tu prima se ha despertado y le prometí que será mi única esposa mientras esté con vida. Fírmalo, Tessa, para que finalmente terminemos con este matrimonio".
La expresión de la mujer no mostró ni la más mínima sorpresa. Ya sabía que esto sucedería en el momento en que escuchó que su prima se había despertado.
"Todavía no me crees, ¿verdad?", preguntó mirándolo con amargura.
Samuel Pearson hizo una mueca. "¿Por qué debería creerle a una mujer codiciosa y vanidosa como tú? No hagas que te lo repita. Firma el acuerdo y esta villa será tuya. Eso debería ser suficiente para ti, ¿verdad? Ya estoy siendo bastante generoso".
Tessa esbozó una sonrisa sarcástica. ¿Realmente creía ser generoso con ella solo porque le daría una casa?
Entonces, agarró el documento y lo leyó. Su firma ya estaba ahí.
Tessa sintió un nudo en la garganta y muchas ganas de llorar.
Sin embargo, se obligó a tranquilizarse.
"¿La abuela estuvo de acuerdo con esto?", preguntó volviéndolo a mirar.
"No confíes siempre en la abuela cuando todo está en tu contra. Ella no te ayudará toda la vida", respondió Samuel con un tono frío. "Sabes muy bien la razón por la que me casé contigo. Ahora deja de ser codiciosa, o te odiaré aún más".
Tessa puso los ojos en blanco. "Si ya me desprecias, ¿qué diferencia habrá si me odias más?".
"¡Tessa!", espetó Samuel impacientemente.
"Está bien, lo firmaré", dijo ella mientras agarraba el bolígrafo.
Después de que su prima se despertó, recibió varias fotos íntimas de ella con Samuel. Era evidente que estaban enamorados, así que no tenía sentido que Tessa siguiera casada con él.
Por lo tanto, tachó la villa en el acuerdo de divorcio antes de firmarlo.
Su matrimonio de tres años había llegado a su fin.
Ahora era libre.
Tessa le entregó a Samuel los papeles de divorcio. "Dame una hora. Me iré en cuanto termine de empacar".
Frunciendo el ceño, él la miró con dureza. "Esta villa es tuya, no tienes que irte".
"No la necesito. Para mí, todos los lugares en los que tú has estado...", dijo y lanzó una risita, "están sucios".
"¡Tessa!".