Había un poco de neblina en el exterior, no se podía observar nada por la ventana. Estaba esperando que la pava eléctrica, terminara de calentar el aguanta. Doy dos pasos hacia adelante, sostengo una taza de color rosa, la cual siempre utilizo. Había sido un regalo de una amiga, Y desde ese momento, no usaba otra cosa más que lo mismo.
Además, no era como si tuviera muchas opciones para elegir.
Cuando estoy a punto de sostener el agua caliente, siento un golpeteo en la puerta.
"Pap"
Presto atención, mi pulso se acelera. Lo peor, no puedo ver hacia afuera. Debo acercarme y abrir la puerta. Vivíamos en el campo, un lugar tranquilo e inhóspito. No teníamos muchos vecinos que digamos, solamente a mi cuñada que vivía a unos metros de distancia.
Al abrirla... lo encuentro. Está observándome, con esa actitud prepotente, aire de grandeza y su perfume invade todo a su paso avasallante.
"¡No te babosees por él!"
Mis nervios se ponen de punta.