Cinco años después de mi muerte, Ricardo, mi exnovio, finalmente se casó con mi hermana, Valeria, esa que me lo había robado todo.
Su boda, un circo mediático, se transmitía en vivo por todo el país, mientras yo, un alma errante, los observaba en secreto, invisible para todos.
El momento crucial llegó cuando un objeto, inexplicablemente, cayó del piano de cola de Valeria en el altar: mi viejo diario.
Un silencio sepulcral invadió la iglesia, y todas las cámaras enfocaron ese humilde cuaderno.
Ricardo, con una mirada gélida, lo pateó sin contemplaciones, su desprecio resonando en el micrófono: "Muerta y sigues molestando, Sofía."
"Eres patética", sentenció.
Hasta mis padres adoptivos, en primera fila, mostraron su asco: "Nunca debimos haberla traído de vuelta", murmuró mi madre. "Viva o muerta, siempre fue una molestia."
La transmisión explotó en comentarios virales, tachándome de "demonio" y "patética".
"¿Cómo una cualquiera como Sofía podría tener un amor tan puro?", se leía.
Entonces, el presentador, visiblemente incómodo, recogió el diario y leyó la primera página: "La compositora de 'Mi Reflejo' … parece ser su exnovia, Sofía."
Ricardo soltó una carcajada amarga, acusándolo de difamar a Valeria por dinero.
"¡Maldita sea! ¿De dónde sacaron a este presentador idiota que dice esas cosas?", explotaron los comentarios, defendiendo la versión de Valeria sobre la canción.
El presentador giró el diario hacia la cámara, mostrando un pentagrama dibujado a mano con notas temblorosas.
Un músico tarareó la melodía.
Era idéntica a "Mi Reflejo", pero con una antigüedad innegable.
Valeria, aferrada a Ricardo, sollozó: "¡Te juro que esa canción la compuse yo!"
Mi madre adoptiva corrió a consolarla, gritando: "¡Esto no prueba nada!"
Ricardo, con la mandíbula apretada, ordenó a la orquesta tocar el interludio: el inconfundible sonido de la campana de la preparatoria internacional.
Los comentarios confirmaron: "¡Esa es la campana de la prepa internacional!"
"¿Nadie se da cuenta del detalle? Ricardo escuchó 'Mi Reflejo' con tanta atención que se acuerda hasta de la campana. ¡Qué romántico!"
La furia de la multitud se volcó sobre mí, llamándome "perra".
Valeria sonrió apenas, "Los muertos, muertos están. Ya lo superé."
Luego, Ricardo, con rabia, sentenció: "Ella fue la primera en engañar. Muerta y sigue molestando. Veamos qué más trucos tiene bajo la manga."
Justo entonces, las velas del altar se apagaron, y la estatua de la Virgen de Guadalupe se quebró.
El presentador, aterrorizado, abrió el diario en la siguiente página, cubierta de grandes manchas de sangre seca.
Los comentarios se detuvieron, para luego estallar: "¡Sofía está loca! ¿Por qué haría algo tan asqueroso en un diario?"
"Tal vez algún tipo la vio tan dramática, siempre diciendo que quería morir, y simplemente la ayudó a cumplir su deseo."
Mi muerte se había convertido en su diversión.
Con un gesto de mi parte, el diario se abrió: "12 de julio de 2016. Hoy volví a la preparatoria internacional a verlo a escondidas. Es tan hermoso, como un príncipe."
"30 de julio de 2016. Encontré su credencial de estudiante. Se llama Ricardo. Es lo único que tengo de él."
"3 de agosto de 2016. ¡¡¡Conseguí el contacto de Ricardo, ahhhhh!!! Esta noche tengo que escribir esa canción. Espero algún día poder tocarla para él."
El presentador leyó con una emoción genuina, capturando la alegría de una adolescente enamorada.