Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
El sol brillaba en el cielo de un día de verano.
Rhonda Horton estaba en la entrada de un centro comercial repartiendo folletos.
De pronto, vio a un hombre y una mujer jóvenes que se acercaban caminando de la mano en su dirección.
Los ojos de la joven se abrieron como platos cuando se dio cuenta de que era su novio, Santino Byrne y su mejor amiga, Cristina Grey.
Santino le había dicho que tenía una entrevista de trabajo y se preguntó qué estaba haciendo aquí.
Rhonda contuvo la respiración y se apresuró a seguirlos.
Sin embargo, los perdió de vista en cuanto entraron al centro comercial.
Aceleró el paso, pero justo en ese momento, recibió un mensaje en el teléfono. Era una notificación de transacción de su tarjeta de crédito.
Santino había comprado una joya de 49.998 dólares.
Rhonda gritó asombrada. ¡Era casi la mitad de lo que ganaba en un año!
Corrió hasta la joyería y en ese momento, vio a una vendedora que deslizaba un llamativo anillo con diamante en el delgado dedo anular de Cristina.
Era un diamante grande y exquisito, el mismo con el que Rhonda había estado soñando durante mucho tiempo.
Su mente se quedó en blanco al ver la sonrisa de satisfacción en el rostro de su amiga.
Santino había sido despedido de su trabajo seis meses atrás. Se había estado quedando en la casa de Rhonda y usando su dinero para pagar sus gastos. Rhonda sintió que la bilis subía por su garganta. ¡Cómo se atrevía a usar su dinero para comprarle un anillo a otra mujer!
Pero Rhonda no era una pusilánime.
Corrió, arrancó el anillo de la mano de Cristina y se lo entregó a la vendedora.
"Lo siento, quiero devolver esto", dijo.
"¿Qué diablos estás haciendo? Acabamos de comprar este anillo. ¿Con qué derecho quieres devolverlo?", exclamó Cristina.
Rhonda perdió el control. Solo la miró y le dio una bofetada.
"¿Qué estás haciendo?", gritó Santino, que regresaba de la caja. Enseguida abrazó a Cristina de manera protectora.
"¿Cuál es tu problema? Solo gasté unos dólares de tu cuenta. ¿No te da vergüenza ser tan tacaña?", dijo mientras la miraba con evidente disgusto.
Rhonda lo miró incrédula mientras la traición, la furia y la humillación bullían en su interior.
"¡Tienes una relación con mi amiga y gastaste el dinero que tanto me costó ganar para comprarle una joya a ella! ¿Y me preguntas si no me avergüenzo de mí misma?".
"Sí, estoy con Cristina. ¿Qué vas a hacer? Solo mírate", dijo con la nariz arrugada de disgusto. "¡Ningún hombre te amará!".
Rhonda había estado ahorrando cada centavo durante los últimos seis meses para ayudar a su novio. Había dejado de comprarse ropa nueva y productos para cuidar su piel. Vestía ropa gastada y su piel había perdido su brillo, pero, a pesar de todos los sacrificios que hizo por él, ahora le pagaba con traición y dolor.
Mientras tanto, muchas personas curiosas comenzaron a agolparse a su alrededor. Con un gesto enojado, Santino le arrojó en la cara el recibo de compra y la tarjeta de crédito.
"¡Aquí tienes! ¡Tómalo! Es evidente que lo único que te importa es el dinero. ¡Ya he tenido suficiente de ti!".
Rhonda sintió dolor cuando la tarjeta rozó su rostro, pero no fue nada comparado con el dolor en su corazón.
"Una mujer como tú solo puede terminar muriendo sola. Ningún hombre puede soportarte". Dicho esto, Santino salió del centro comercial con Cristina de la mano.
Rhonda levantó la tarjeta y el recibo del piso, completó el procedimiento de reembolso y regresó directamente a casa.
El apartamento tenía dos dormitorios y habían estado viviendo en habitaciones separadas todo este tiempo.
Rhonda había creído que Santino era un caballero que la respetaba, pero pensándolo bien, se dio cuenta de que era ridículo.
Enseguida comenzó a empacar las cosas de Santino. Estaba decidida a echarlo hoy mismo.