Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Novia del Señor Millonario
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
El arrepentimiento de mi exesposo
No me dejes, mi pareja
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
"Iván, Sé que parecerá extraño lo que te diré, pero no lo puedo ocultar más. TE AMO."
Una vez intento escribir una nota a él dejándole saber lo que siento, pero nuevamente tacho sus letras sin dejar rastro alguno de lo que intente decirle en este papel. Ya he perdido la cuenta de cuantas veces lo he intentado y de las veces que me repetí a mí misma que debo mantener silencio. Lo que siento no esta bien, o, mejor dicho, ya es tarde para jugar a ser valiente. Perdí mi oportunidad y ahora es mejor cargar con las consecuencias de mi cobardía.
—¿Qué tanto escribes?— Me pregunta sorprendiéndome al salir del probador y de verdad que no esperaba que me viera haciendo esto.
—Nada...— Le respondo cerrando inmediatamente la libreta de mis intentos frustrados por decirle lo que siento y trato de no mostrarme nerviosa.
—¿Y cómo me queda?— Inquiere y de inmediato levanto mi mirada para verlo y literalmente me quedo con la boca abierta. Sigo pensando que un hombre no debería ser tan guapo como lo es él. Su cabello oscuro y ojos del mismo color resaltan con ese traje, y ni hablar de su espalda tan ancha y esos brazos que siento que tienen la justa medida para protegerme de todo lo malo.
— Muy elegante, digno para la ocasión. Paulina morirá de amor al verte vestido así. — Es lo que me limito a responderle, y es que de cierta manera esa es la respuesta correcta, aunque debo morderme la lengua para no decirle que yo también me estoy muriendo de amor por él.
—¿Tú crees? — Cuestiona con dudas.
—¡Claro que sí! Mírate al espejo, ese esmoquin te queda estupendo.— Le reitero.
—¿No crees que es igual que el que uso para las alfombras roja de los eventos a los cuales asisto?— Averigua acomodando los gemelos en la camisa.
—Iván, los esmóquines son todos muy parecidos, no sé qué esperas.— Le respondo sin pararme del sofá donde estoy sentada en esta elegante casa de ropa masculina y es que la verdad a veces pienso que es demasiado exigente con su manera de vestir.
—Espero encontrar el esmoquin perfecto para mi boda, quiero que Paulina quede deslumbrada al verme en el altar, al igual que seguramente yo quedare al verla con su vestido de novia. — Comenta con orgullo.