Al fin mañana es el día, ese por el que he estado esperando tantos años. No veo la hora de salir de aquí. El infierno llamado orfanato. Este horrible lugar donde cosas inimaginables pasan, pero todo está oculto bajo la sotana de un cura. Desde que comencé a crecer me percaté de que las cosas no son normales.
Aquí nos encontramos los hijos de padres fallecidos o simplemente abandonados como yo. En mi caso fui encontrada en la entrada del orfanato, sin absolutamente nada que me relacionara a una familia, en aquel entonces era apenas una bebé de pocos días de nacida. En fin eso es algo que jamás me importó. Desde que empecé a crecer lo único que deseé fue que llegara la hora en la que pudiera marcharme.
El orfanato está situado a las afueras del pueblo, en medio de un campo. El lugar por fuera es hermoso, está rodeado por un amplio jardín de preciosas flores, un campo de pinos y cerca hay un pequeño lago al cual me gusta ir cuando leo y estudio. Pero lamentablemente la belleza de este sitio está solo por fuera, en realidad dentro se vive el mismísimo infierno. Uno que las personas de afuera no se imaginan. El supuesto cura encargado del orfanato no es más que un estafador que se dedica a robarse el dinero que es dado en donación a los niños, para los alimentos, ropa y gastos médicos. Así que como se lo roba todo, estamos obligados a usar los mismos harapos y ropas viejas de siempre, comemos cosas horribles y asquerosas, a veces hasta podridas y cuando nos enfermamos contrata a un médico de quinta que ni siquiera sé si es en realidad médico. Debido a eso han muerto más de tres niños a causa de intoxicación.
Los que se atreven a revelarse son brutalmente golpeados, sometidos a horribles castigos e incuso dejados sin comida y agua por días.
La razón por la que he sobrevivido aquí ha sido solo una, a diferencia de los otros he sido astuta. No me quejo por las cosas, la comida que me dan a duras penas me la trago aunque después la vomito y así evito las enfermedades, además siempre he sido muy sana. Como no suelo comer mucho en el orfanato, en los tiempos que nos dan libres y podemos salir a pasear por el campo me alimento de algunas frutas silvestres y así me mantengo siempre alimentada. Además paso mis tiempos libres estudiando y leyendo.
Así he pasado estos 18 años de mi vida. Pero al fin mañana todo esto acabará. Seré libre de irme y hacer una vida. Todos estos años de estudio me han servido para mucho. Apenas salga de aquí buscaré un trabajo y una casa donde vivir y simplemente me olvidaré de toda esta porquería.
Termino de leer mi libro y levanto la vista hasta el cielo, el sol se oculta allá en la llanura y el agua del lago toma una tonalidad naranja al ser bañada por los rayos del ocaso. La brisa que corre es suave y deliciosa, refrescante y despeina mi largo cabello. Cierro los ojos e inspiro profundamente el suave aroma a pinos y flores que trae el aire. Tal vez una de las razones por la que estoy tan contenta es justamente porque mañana me voy, mi maleta ya está lista y espero con ansias el amanecer que traiga consigo mi libertad y emancipación.
Saco mis pies del agua tibia del lago y me levanto, recojo del suave césped mi libro y me encamino al orfanato. Cuando voy a mitad de camino me encuentro con Elena, ella es una pequeña que llegó aquí hace un tiempo, tiene apenas 5 años, ella es tan pura, tan inocente y hermosa, en este tiempo nos hemos hecho muy cercanas y ella es para mi como una pequeña hermana o una hija. Siento una gran necesidad de protegerla y por alguna razón ese se convirtió en uno de mis objetivos de vida. Y justamente se lo prometí, no solo a ella sino a mí misma. La sacaré de aquí un día y la llevaré conmigo.
—Hola Liz —saludó corriendo a abrazarme.
—Hola pequeña —la abracé de igual manera y tomé su mano retomando el andar.
—Liz, si te vas mañana me quedaré muy sola.
—Oh no estés triste pequeña —me arrodillé quedando a su altura y la miré directo a sus pequeños ojos —. Te juro que te sacaré de aquí. Apenas encuentre un trabajo y una casa, te voy a adoptar y te llevaré lejos. Mientras tanto debes ser fuerte y esperar por mí. Es mi promesa y mi objetivo darte una mejor vida y lo cumpliré.
—Gracias Liz —se lanzó y me abrazó por el cuello. Sinceramente amo a esta pequeña de ojos avellana.
Cuando me puse de pie nuevamente un fuerte dolor en el abdomen me hizo caer arrodillada en el suelo. Comencé a retorcerme y gritar, mi vista se nubló.
—¡Liz qué te pasa! —Elena grita pero su voz parece oírse lejana.