Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Mi mate, no me ama

Mi mate, no me ama

Gi Dominguez

5.0
calificaciones
13K
Vistas
40
Capítulo

Noemí encuentra en una noche: a un desconocido deambulando por su territorio. Confundida decide encararlo, pero lo que más la hace dirigirse en su dirección: es su olor. Una mezcla de vainilla y bosque, inunda sus fosas nasales. Lo que hace es atraerla, más y más a él. Hasta darse cuenta, que su loba lo reclama como su mate, con el tiempo. Él niega quererla, y dice que ella es una simple Omega incapaz de ser su mate. Ella es comprometida con un jefe de la manada. ¿Se quedará Noemí con su mate?

Capítulo 1 1

Noemí encuentra en una noche: un desconocido deambulando por su territorio. Confundida decide encararlo, pero lo que más la hace dirigirse en su dirección: es su olor.

Una mezcla de vainilla y bosque, inunda sus fosas nasales.

Lo que hace es atraerla, más y más a él.

Hasta darse cuenta, que su loba lo reclama como su mate, con el tiempo. Él niega quererla, y dice que ella es una simple Omega incapaz de ser su mate.

Ella es comprometida con un jefe de la manada.

¿Se quedará Noemí con su mate?

La boda, se silenció.

Todos los presentes estaban en la espera de una única respuesta, la mía.

—Vuelvo a repetir ¿usted acepta al Señor Francisco aquí presente, como su esposo..?

—Y-yo...

No sé porqué motivo, mi lengua no podía moverse. Por más que abrí la boca, de ella no salió ninguna palabra.

Cabizbaja, miré hacia un costado. Y de pronto, no hicieron falta más palabras.

Alguien me tomó de la mano y me llevo lejos del altar. Abro los ojos con sorpresa, sin poder llegar a entender qué es lo que había ocurrido.

¿Alguien me había secuestrado el día de mi boda..?

No podía creerlo, me vi a mí misma en los brazos de alguien más, alguien que a simple vista no pude reconocer.

Corría a tanta velocidad; en menos de un minuto ya nos encontramos dentro de una cabaña, la cual me parecía algo conocida.

Miro con curiosidad cada rincón, y recordé.

No dije nada, simplemente me senté en la silla, esperando que la persona que vino a secuestrarme me dijera algo.

—No te dejaría que te cases con él y lo sabes —murmuró, la voz ronca de aquella persona y por alguna razón me había atraído desde el primer momento.

—No puedes venir y secuestrar a la novia —le reclamé y él empezó a reírse.

—Pues ya lo hice, te secuestré y ahora eres mía.

—Antes habías dicho que era una omega debil. No soy tuya, y quiero irme de aquí.

—No te irás —comentó simplemente. Y añadió:— a partir de ahora, tú vivirás conmigo, y no solo eso, seremos esposos.

—¿Esposos? si ni siquiera nos hemos casado —le dije levantando una ceja, y cruzándome de brazos.

Él se giró un instante solamente para verme, levantó sus labios en una media sonrisa y dijo:

—No hay problema con eso, pronto llegará un cura, y estaremos judicialmente casado. Serás mi esposa, te tendré aquí.

—¿Me quieres encerrar aquí..? ¡No..! —le grité, completamente enojada no podía creer que el muy idiota me hubiera secuestrado.

— Siempre me has mirado... Aquí es la excepción. Te salve, sé que tú... no lo querías a él; sino que me querías a mi.

—Eso no es cierto —repliqué.

"Es mío, es mío..."

Comentó mi lobo interior.

"¡No..!"

"Mi mate, el es mi mate"

—Estás equivocado, yo no voy a estar...

—¿No va a estar que..? ahora me vas a venir a decir, no me quieres, que todo lo que ha ocurrido... No es cierto. La verdad es que me decepcionas, pensé que estarías feliz. Ya te secuestré..

—No, estás equivocado.

Se acerco de forma peligrosa hasta mi, apoyó ambas manos sobre la mesa y acercó su rostro a escasos centímetros de mí.

Pude sentir su aroma fresco llegar a mis fosas nasales, y tenía tantas ganas de suspirar: pero no lo hice.

—¿De verdad estás inmune a mis efectos..? —quiso saber con una media sonrisa.

La cual no hizo más que hacerme perder los sentidos.

—N-no —tartamudeo y el sonrío.

—Tengo que irme, y confío en que tú estarás aquí, porque sé que en el fondo me amas.

En cuando dijo esas palabras como desapareció por la puerta y yo hice una mueca de desagrado recordando la vez que lo había conocido.

...

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Gi Dominguez

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro