Ay porfavor no te reveles ahora
Constanza Mansilla se llevó una mano a su estómago
intentando mantener sus náuseas que amenazaba con hacerla vomitar si no comía
una galleta salada.
Las náuseas matutinas eran un asco y más cuando duraban todo
el día, y peor aún cuando estaba a punto de decirle a un hombre que iba a ser
padre.
Constanza piso el freno y respiro profundamente, casi
aliviada al descubrir que algo irrumpía su camino. La verja de hierro que
separaba la mansión del resto del mundo tenía un aspecto impenetrable.
Ella no sabía mucho de aquel hombre del padre de su hijo. En realidad sólo
sabía el nombre pero era evidente que al menos económicamente no estaba a su
altura.
Contuvo el aliento al ver un sujeto con gafas de sol y
aspecto de guardia de seguridad frente a la verja, ¿Enrique Diaz era de la
mafia o algo así?
El guardia salió por una puerta lateral y se acercó a mi
coche con expresa sería.
- ¿Se a perdido señoría?.- Pregunto amable se notó que tenía
una mano bajo su chaqueta
- No, vengo a ver al señor Diaz y esta es la dirección que
me dieron
- Lo siento el señor Diaz no recibe visitas
- Pero yo soy Constanza Mansilla y me está esperando al
menos eso creo
El guardia sacó un móvil del bolsillo y hablo con alguien y
hablo en un idioma extranjero al parecer italiano luego guardo el móvil y miró
- Entre porfavor y estacione frente a la casa
Las puertas de hierro forjado se abrieron y Constanza volvió
a arrancar su estómago protestando seriamente ella no conocía a Enrique Diaz
y no sabía si podría hacerle daño tal vez no lo había pensado bien al ir allí.
No, eso no era verdad lo había pensado muy bien, hasta estar
segura de ir a ver al padre de su hijo, aunque le gustaría esconder su cabeza
en la arena y fingir que nada estaba pasando.
La casa era enorme y la intensidad del verde que rodeaba la
casa era irreal. Ver una mansión alejada de todo era extraño para ella.
En realidad todo en esas últimas dos semanas había sido
extraño para ella primero el positivo en su prueba de embarazo y luego las
revelaciones que traía eso.
Constanza estacionó su viejo coche fuera de la casa, y se
dirigió al porche esperando no vomitar no sería una buena impresión
El guardia apareció de la nada sujetándola fuerte del brazo
mientras la llevaba a la puerta
- Agradezco su ayuda pero puedo ir sola
Sonriendo su escolta le soltó el brazo, aunque parecía que
iba a agarrarla de nuevo al menos movimiento
- ¿Señorita Mansilla?
La voz ronca y varonil con un acento extranjero. Hizo que su
estómago hiciera un vuelco pero esta vez no por culpa de las náuseas aquella
era una sensación que no conocía pero era agradable
Pero al ver al hombre que había hablado incremento una
extraña sensación Constanza lo observo mientras bajaba por las escaleras sus
movimientos rápidos y masculino
Era el hombre más guapo que había visto nunca, era tan
masculina tan apuesto que seguramente hombres y mujeres voltearian la cabeza a
su paso, y no solo por su increíble figura y atractivas facciones si no por
cierto aire de autoridad. El poder que emanaba de él era cautivador
Constanza lo observo mientras recordaba que tenía que
decirle muy alto blanco de mandíbula cuadrada y ojos mieles impenetrable
rodeado por largas pestañas
Le resultaba familiar pero no sabía porque