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Colmillos de Serpiente

Colmillos de Serpiente

MarieSaCryto1233444

5.0
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1
Capítulo

El Asesino de la Serpiente; el mortal asesino personal del Rey Herald, se verá en la misión de terminar con la vida de Lorey, hijo y general de las fuerzas más fuertes del Rey Marcus, quien es el principal enemigo de Herald. La historia de cómo una Serpiente olvidó soltar su veneno al misterioso y curioso General, Leroy.

Capítulo 1 Colmillos de Serpiente.

El gran reino "Hisrasel" fue contruido sobre un feroz y enorme acantilado de piedra y tierra. El Castillo donde reside el Rey con sus mandatos y otros elegidos se ubica justo donde termina el acantilado, y rodeando a éste se sitúa un vasto y profundo mar azul que cada cierto tiempo es el encargado de golpear sus bravas olas contra la alta pared de piedra y tierra del acantilado. Mientras tanto, el pueblo del Reino se extiende desde donde el portón de hierro y piedra del castillo lo permite hasta cientos de metros más; todo ocupado por viviendas, personas, mercados y otros complementos.

El pueblo termina donde comienza un largo puente gris rodeado de piedra clara grisácea y decorado con hierro y otros materiales. El puente tiene un gran espacio en forma de medio circulo debajo, pero situado sobre el mar azulado; el diseño es probablemente para un mejor soporte o tal vez sólo por algo estético. Dicho puente se encarga de unir al Reino sobre el acantilado con más terreno plano y rocoso, en donde comienza a expandirse un grueso camino plano de piedra entre praderas y montañas.

Una vista realmente impresionante para cualquiera que se disponga a observar el Reino y sus muros hechos de ladrillos de barro rojo y tonos blancos grisáceos, pero definitivamente el castillo de tonos grises y cafés con varias ventanas es lo que más llama la atención en dicha vista.

Una vez dentro del castillo realmente es notable la elegancia; tonos dorados, grises, blancos y rojos se encargan de las diferentes decoraciones y complementos, como: candelabros, mesas, sillas, pisos, velas, entre muchas cosas más. También, personas en cada parte del castillo, algunos ocupan el cargo de guardias y otros tantos son sirvientes. Puertas y entradas ocupando casi todo el espacio disponible de las paredes del interior del castillo.

Pero realmente, el salón principal es lo más interesante y llamativo en el castillo. El salón está verdaderamente decorado con todo tipo de hermosas piezas de los mismos tonos del interior, pero de cierta forma en esta parte lucen mucho más hermosos. En el centro de éste se ubica una parte circular dorada que está un poco elevada y en esta construcción descansa un bellísimo trono hecho de oro y decorado con plata, tela roja, gris y negra; tela realmente fina y acolchada. En dicha pieza un hombre se encuentra sentado mientras con sus dedos toca inquietamente el reposabrazos derecho de oro. El hombre en el trono es Herald, el Rey del tercer reino más poderoso registrado. El Rey Herald parece ser un hombre de no más de 35 años con piel café, ojos negros y cabello rizado de color negro y largo hasta la nuca. El hombre está vestido con lo que luce como un traje real de color negro mezclado con una armadura plateada brillante e intimidante. También, está usando una gran corona de oro decorada con plata y diamantes rojos, y está usando anillos de oro en casi todos sus dedos. El hombre tiene una mirada extraña; tal vez por la peculiar sombra negra que decora sus ojos, pero esa mirada sombría parece más como si estuviera fantaseando con algo o como si estuviera planendo algo.

De pronto, la gran sala que lleva el título "Sala Principal" es inundada por el sonido de las gigantescas puertas de madera negra abriéndose, y después, un hombre de mediana edad vestido de café y con barba aparece de detrás de las puertas; no las cierra, sólo entra y se arrodilla frente al trono.

-Su majestad, ya ha llegado. ¿Lo hago pasar como antes? -El hombre luce algo nervioso, tal vez porque sabe que hizo algo mal por la mirada rápida y disgustada que le devuelve su Rey.

Pasan algunos segundos cuando finalmente el silencio se rompe con la voz disgustada del Rey. -Y bien, ¿Qué esperas?- Ante tal confesión el hombre arrodillado rápidamente se levanta y nerviosamente responde al hombre a quien acaba de molestar. -Perdóneme, su Majestad. Este sirviente y consejero ha sido un inútil. Prometo no repetir algo así y también, compensaré mis errores en el futuro.-Una vez termina de disculparse el hombre hace una reverencia y después camina con rapidez hasta salir nuevamente de la Sala. Ante todo lo sucedido el Rey sólo observa con mirada impaciente.

Pasan algunos segundos más y después, finalmente aparece el hombre con barba, pero esta vez no regresa solo, sino que, viene acompañado con un hombre joven que camina con gran seguridad sin apartar la mirada del hombre en el trono. El hombre con barba habla. -Su Majestad, he traído al invitado. Por favor permítame encargarme del resto. -El hombre barbudo rápidamente cambia su mirada nerviosa a sería y habla en un tono lo suficientemente alto. -Todos en esta habitación salgan. El Rey desea que lo dejemos solo con su invitado.

Ante tal petición y sin dudar del consejero real del Rey todos los sirvientes y guardias que estaban allí dejan de hacer lo que estaban haciendo y después de ofrecerle una reverencia al Rey salen apresuradamente.

Así, quedando solamente el hombre en el trono y el hombre joven en esa gran sala. El hombre joven observa al Rey por ciertos segundos y después hace una educada reverencia en honor a éste. El chico tiene piel pálida, cabello café largo completamente trenzado hasta la cintura y atado en una cola baja, rostro fino, ojos avellana decorados con un largo delineado negro y de tal forma que hacen parecer su mirada más fina y misteriosa. También, tiene labios proporcionales y pintados con un negro verdoso; asemejando las escamas de una bamba negra. El chico viste un traje hanfu negro con decoraciones doradas en la parte del cuello y pecho del traje y también finas líneas doradas y plateadas encargadas de decorar con diseños parecidos a nubes, líneas y aves la parte baja del traje; dicha parte baja se divide en 2 telas cortadas hacia los lados y 1 adelante y otra detrás, con el fin de facilitar el movimiento. Además, debajo de la "falda" cortada se encuentra un pantalón negro de tela floja. También, lleva un listón largo y grueso de tela negra atado en su larga y delgada cintura. Y para terminar, el chico lleva un par de botas negras de piel algo largas con plataforma cuadrada y un poco alta. Las manos del chico cargan con uñas muy largas en pico y están pintadas de verde oscuro, y en su mano derecha lleva un guante negro sin dedos, mano con la cual también carga un bolso negro y sencillo de cuero.

Finalmente el chico lleva un bolso una funda de transporte en su espalda y de ésta sobresale lo que parece ser una katana todavía envainada.

El chico es una verdadera belleza a la hora de ser visto, y aún más con su mirada fría, penetrante y misteriosa.

El hombre en el trono lo observa por algún tiempo más y finalmente habla.

-Te he llamado porque tengo otro trabajo para ti- El hombre se levanta del trono; lo que parece provocar una pequeña reacción de sorpresa en el joven, pero imposible de ver a simple vista.

El hombre se baja por completo del trono y se coloca frente al chico. El joven por su lado no aparta la mirada del hombre que lo mira con ojos intensos; como si quisiera saber sus pensamientos con sólo una mirada.

-Serpiente. Quiero que asesines a alguien más. -Dice el hombre mientras pasa del chico y se coloca en una posición detrás de él, pero un poco alejado.-Y sé que lo harás, por eso estás aquí. Confío en ti.

El chico reacciona rápidamente dando con su cuerpo un delicado, pero rápido giro que provoca un ligero flotamiento de su cabello en el aire. Además, también consigue ubicarse algo lejos del hombre y volviendo la mirada a éste responde con la misma mirada seria.

-Lo haré, Su majestad. Sólo necesito el nombre y en muy poco tiempo estará hecho.

El hombre sonríe y mientras camina nuevamente hacia el trono habla. -No será tan fácil esta vez, chico. No subestimes los trabajos a los que te asigno.

Mientras el hombre se sienta el joven habla otra vez, pero ahora sosteniendo una mirada con cierto brillo desafiante. -No lo haría, Su Majestad. Yo sólo espero que no sea tan complicado. Dígame el nombre y yo me encargaré. -El chico nuevamente vuelve al lugar de donde antes se movió buscando alejarse del Rey.

El hombre ya sentado observa al chico una vez más y luego con una mirada extraña y sombría responde. -El general e hijo de Marcus, Leroy. Es él esta vez.

El chico que había estado observando con extraño disgusto e interés al hombre en el trono, rápidamente con un movimiento casi invisible vuelve su atención al asunto.

-¿Leroy, en serio? -Dice el chico manteniendo su mirada fija en el hombre sobre el trono, pero ahora con una genuina curiosidad y hasta cierto punto sorpresa.

Continuará...

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