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Capítulo 1 Hijo de la luna

•Solo los verdaderos lobos saben quiénes están malditos por la luna•

Mil ochocientos años antes

Manada Del Norte

Una manada en la cual siempre estuvo presente la felicidad y la prosperidad. Un lugar en donde solo algunos llegaban a ganarse la confianza del alfa Colven.

Colven, tercer alfa de la manada del norte, un alfa fuerte de pies a cabeza, alfa qué empezó a gobernar a partir de los doscientos años de edad, nada mal.

Sus aliados, la manada del Sur, Este y Oeste. Se decidió así el nombre de cada una por su punto cardinal. Todas reinadas por su alfa; en las guerras era la manada que más brindaba apoyo y eso hacía que sus aliados los amarán tanto y contarán con ellos para lo que sea.

Una noche, cuando la luz de la luna llena iluminaba los lugares oscuros de la manda, Colven y su futura reina estaban dando un pequeño paseo por el jardín sin dejar de admirar a la luna. Sintieron los pasos de alguien acercándose a ellos y vieron uno de sus guardias un poco alterado

-¡Alfa, alfa, alfa!

Colven le frunció el ceño y el lobo tragó en seco, se arrodillo en señal de respeto tomo un poco de aire y espero el permiso para hablar.

-Perdóname por mi insolencia alfa, pero hay algo muy importante que quiero decirle

-Más te vale que sea importante -Dijo Colven con voz gruesa

-Alfa uno de nuestros lobos acaba de tener un cachorro -Respondió el lobo con algo de miedo

-¿Y para eso tenías que interrumpirme cómo lo hiciste?

-No alfa -El lobo no se había dado cuenta que había sido algo descuidado con su comportamiento y le temía

-¿Entonces? -Colven no sabía que le diría el lobo, pero lo único que esperaba era que fuera algo importante

-Mi alfa el cachorro que nació, es un bebé albino -La expresión de aquel lobo era una complicada

-¿Un bebé albino? -Preguntó la loba que al escuchar esas palabras, miro la luna

-Sí, reina

Con esa afirmación Colven sonrío, pues un bebé albino lo hacía pensar que era hijo de la diosa luna, pues ninguno de los cachorros de su manada era albino, debía ser un bebé hermoso.

Y claro que lo era, la apariencia del bebé era inimaginable su cabello blanco como la nieve, su piel un tanto blanca que parecía delicada, sus mejillas con un poco de rubor, su nariz chata y fina, y esos pequeños ojos que aún se habían abierto.

Después del nacimiento del cachorro toda la manada lo admiraba y apreciaba, le dejaban regalos, buenos deseos y bendiciones; entre esos Colven y su futura reina. En una semana todos empezaron a llamar al cachorro "hijo de la luna".

Pero había un lobo el cual no le caía bien el bebé y ese era su padre.

Amoux

Él era un lobo guerrero, por lo que no mantenía mucho en casa, siempre estaba con Colven sirviéndole en lo que necesitará. Por lo que el que su hijo tuviera aquellas características no lo tenía muy contento.

El padre del niño al verlo nacer pensaba que no era su hijo, la apariencia del bebé no era nada parecida a la de él, a comparación del bebé Amoux era un alfa con el cabello negro, piel mestiza y ojos rojos. Por ello no amaba al bebé , su madre tampoco tenía esas características una loba con el cabello castaño oscuro, ojos violetas y piel blanca.

El cachorro no se parecía a ninguno de sus dos padres, pero era imposible negar que la loba que lo parió no fuera su madre, aunque hubieran dudas en el corazón de la loba sabía que con el tiempo el cachorro que ella había parido iba ser aceptado por su padre

Lastimosamente no fue así

Una noche Amoux llegó ebrio a su casa. Su mujer al verlo sintió miedo, algo en él no le daba buena espina. Por lo que camino rápido a la habitación del cachorro donde esté estaba durmiendo, se sintió observada pero no se detuvo

Se encerró en la habitación del cachorro y lo cargo, lo neceaba para que no se despertara y rezaba a la luna para que no le pasara nada, en lo que menos se espero un estruendo la alarmó, Amoux había golpeado la puerta en un intento de abrirla, ella se asustó y busco la forma de escapar con su cachorro, solo que ya era demasiado tarde. Cuando se dio cuenta Amoux ya había entrado a la habitación

Su cuerpo era como una sombra oscura, que lentamente se iba acercando a ellos

-Dime mujer ¿Quién es el padre de niño? -El tono de voz de Amoux era enredado

-Tú Amoux, eres tú el padre de nuestro hijo -Dijo con voz temblorosa

-¡Cómo va a hacer mío sí ni siquiera se parece a mí! -Grito

La loba se asustó mucho, pues aunque no era la primera vez que se peleaban de esa manera, igual le daba una mala vibra ver a su esposo de esa manera.

-Dame al niño -Dijo enojado

-No -Respondió la mujer resistiéndose

-¡Mujer dame al niño! -Amoux le mostró sus colmillos y sacando sus garras

-¡No! -Pero ella seguía resistiéndose

Se empezaron a gritar y el cachorro se despertó en llanto.

Amoux no resistió y en un momento de ira araño a su mujer en la mejilla haciendo que está perdiera el equilibrio y cayera con el niño en brazos

-Sí te sigues reusando te mato -Los ojos color rojos de Amoux brillaron

-¡Mátame! -Contestó la loba segura de sus palabras

-¿De verdad quieres que te mate? - No le importaba su respuesta

-Quieres asesinar a nuestro hijo sé que es albino, pero considerado como un regalo ya que sufrimos mucho para tenerlo -Solloza

-¿Un regalo? No, sí quieres morir te concederé el deseo -El rostro de Amoux se volvió sombrío

La mujer abrió los ojos y empezó a arrastrarse hacia atrás mientras Amoux caminando hacia ella.

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