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El amor está en litigio

El amor está en litigio

Lilith Moon

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36
Capítulo

Libro 1 bilogía Amores en litigio ¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban amor cada día, a veces solo con un beso. Y ella.... no piensa conformarse con menos. Dante es un hombre que vive el día a día. No cree en el "Y vivieron felices para siempre", para él es una quimera. Nunca ha tenido problemas con las mujeres, y la que se resiste, encuentra la formas de comprarla. ¿Podrán entenderse dos personas con personalidades tan dispares? ❤❤❤❤ Obra registrada

Capítulo 1 El despido

Eva va caminando por el pasillo del bufete donde trabaja... mejor dicho, donde trabajaba. Todos se quedan mirando cuando pasa frente a ellos.

«!Cobardes!» —Piensa ella.

La despidieron sin motivos y todos callaron. Siente que algo arde dentro de ella, ira, tristeza. A muchos los consideró amigos, a otros buenos compañeros.

«Pero no me iré como si fuera una fracasada, defendí mi caso como toda una profesional. Lástima que pese más lo celos de una mujer insegura, que un buen trabajo.»

Camina con orgullo, espalda recta, barbilla alzada, con movimiento calmados, pisada firme.

Llega hasta la recepción donde está Emma con sus pertenencias. Le da las gracias y está por irse cuando Emma la coge por el brazo y dice:

—Siento que tengas que irte así, te voy a extrañar. Yo hablé en tu favor, pero no me hicieron caso. —Y agrega soltando el brazo—. Me gustaría seguir en contacto, si te parece bien.

Eva se sorprende al escuchar esto y no sabe cómo reaccionar, pensaba que todos le habían dado la espalda, al parecer no fue así. Sonríe, un poco nerviosa y responde:

—Por supuesto Emma. Me gustaría quedar uno que otro día. Gracias por defenderme, pensé que no lo había hecho nadie.

—La verdad, fuimos pocos, pero lo hicimos los que importan. Julia, Leo y Anna también lo hicieron.

Eva se emociona un poco y decide aceptar verse con ellos en algún momento.

—Gracias otra vez. Estaremos en contacto.

Se despiden y Eva sale caminando hacia la salida del bufete. Mientras Emma se queda mirándola, pensando que es una injusticia lo que hicieron, y más porque Eva es una buena empleada, y no es cierto de lo que se le acusa.

En la calle el calor es insoportable, y Eva solo piensa en un baño cuando llegue a su casa. Va a parar un taxi cuando recuerda que ahora está desempleada y debe ahorrar hasta que encuentre otro trabajo. Comienza a caminar hasta el metro, da unos pasos y se detiene, piensa que con la caja que es pesada no irá muy cómoda, y su día terminará peor, así que para un taxi y va cómoda hasta su casa.

♥♥♥♥

Es casi las diez y Eva está inquieta, lo que ha pasado en el día la dejó con mucha adrenalina, no puede dormir. Para distraerse, entra a las redes sociales. Lleva unos quince minutos conectada cuando le entra un mensaje de "Samael".

«—Hola, ¿Cómo fue tu día?»

"Samael" es el nick que usa un chico que Eva conoció en Tinder, uno de esos días que estaba aburrida y decidió incursionar en las páginas de citas. Respondió el mensaje que le envió, porque lo pareció original.

«—Hola. Me gusta tu nombre, ¿También te gusta el fruto prohibido?»

Fue tan agradable la conversación que tuvieron, que se hicieron "amigos". Decidiendo no dar más detalles de ellos, que los que conocían hasta ese momento, solo alguna que otra cosa de cómo le iba en su día a día. Ni siquiera sabían cómo era el físico de cada cual, no importaba, pensaban que quizás si lo supieran acababa la magia.

«—No muy bien Dios Negro —respondió Eva, llamándolo como él mismo se había llamado en una de las tantas conversaciones—. Hoy perdí mi trabajo, y tengo un cóctel de emociones que no me deja dormir.»

«—Cuanto lo siento hermosa. ¿Quieres contarme?»

«—Mejor no, quizás otro día. Si vuelvo a revivir lo de hoy, busco al responsable y le doy una paliza, o le pago a alguien ya que no creo que pueda con él jajaja»

«—¿Tanto así fue hoy?»

«—Sí, de mucho estrés.»

«—El estrés nos afecta a todos, pero ¿sabes qué es muy bueno para eso?»

«—No, ¿Qué? Dame la receta, la necesito 😔.»

«—Un baño de espuma, con música muy sensual y una copa de vino.»

«—Me gusta la idea, creo que es lo que haré antes de dormir.»

«—¿Necesitas ayuda? Es mejor en pareja 😈.»

«—Me gusta tu disposición para ayudarme 😜. Tal vez un día acepte.»

Después de esto, siguieron hablando de otros temas. Sus conversaciones eran muy variadas, desde música, danza hasta deporte, de este último ella no sabía casi nada, aun así, a Samael le encantaba escribirle sobre esto, hablaban principalmente de béisbol, y Eva defendía como una leona a su equipo preferido, el cual comenzó a seguir para saber que decirle a Samael.

Era pasada las doce cuando Eva fue a la cama. Después de su conversación con Samael, se dio el baño relajante que él le comentó y tomó cuatro copas de vino. Ahora si podía dormir, mañana vería que hacer, buscar un trabajo o tomar unos días de vacaciones. Tenía la suerte de que su abuela que viajaba mucho con otras personas de su edad, le prestara su casa. No tenía que matarse buscando cualquier trabajo para pagar un alquiler, y tenía algo ahorrado, su abuelo al morir le dejo algo de dinero y en el bufete pagaban bien, no moriría de hambre. Con una sonrisa se durmió.

♥♥♥♥

Eva se despierta con el sonido de la alarma, no podía creer que olvidara eliminarla.

«¿En qué estaría pensando antes de dormir?», «aah ya, hablar mucho con Samael y darme un baño relajante, tomando vino» —piensa con ironía mientras se levanta.

Cuando despierta le es muy difícil dormir otra vez, así que se levanta lista para hacer lo que siempre hace en las mañanas antes de ir a trabajar.

Termina y no sabe que más hacer, siempre a esta hora tenía algo, la universidad, luego el trabajo.

«Qué hace la gente que no trabaja todo el día?» —Cavila mientras está en medio del salón frente a la tv, buscando un canal que pueda ver.

—Nada, mejor voy a pasear por el parque, quizás me entre la locura y corra un poco. —Termina por decidirse al no encontrar nada que le agrade.

Se cambia de ropa y está bajando las escaleras cuando ve a Sofía, una de las tantas amigas de su abuela, que vive en la casa de al lado. Se saludan, Eva le habla del viaje que está haciendo su abuela y le pregunta a Sofía:

—¿Y usted por qué no fue? Sé que le gusta mucho ir a París.

—No podía ir ahora, me quiero retirar y tengo que dejar todo en orden. Cuando termine iré con ellos, si no es a París será otro lugar.

—¿Y por qué se retira? Aún está muy joven.

—Gracias querida, pero quiero disfrutar lo que me queda de vida. Ya trabajé mucho, ahora me toca descansar, y quién sabe, quizás encuentre el amor, para pasar la vejez.

—Muy bien usted, eso le digo a mi abuela, pero no me hace caso. Al menos se va de viaje.

—¿Y tú? ¿Cuándo buscarás a alguien?

—Yo... —Eva se calla, no sabe que decir, si ella hace igual, ha tenido novios, pero no una relación duradera. Sonríe y dice—.: Ya ve, yo dando consejos, y estoy peor, porque yo ni viajo, ni siquiera a una ciudad cercana.

—Tienes que salir más. Sal de fiesta, búscate un novio. Vive la vida ahora que eres joven. La vida no está asegurada, no se sabe qué tiempo vas a vivirla, aprende de tu abuela, ella si sabe cómo.

—Gracias por su consejo, lo tomaré.

—Por supuesto es un buen consejo, no dejes de seguirlo. ¿Y qué haces así vestida? —Señala la ropa deportiva que trae—, ¿No deberías estar en el trabajo?

—Debería, pero me despidieron.

—¿Por qué?

—La esposa de mi jefe se puso celosa, y por más que me defendí diciendo que no tuve nada que ver con él y que no era una razón válida de despido, no hicieron caso y aquí estoy, desempleada.

—Puedes demandarlos.

—Lo sé, pero no quiero tener nada que ver con esa gente otra vez. El señor Jones de Recursos Humanos me dio una carta de recomendación, que hizo que firmara mi jefe, parece que por lástima. Así que no tendré problemas buscando otro trabajo. Y hay otros bufetes donde me conocen, solo tengo que salir a buscar.

—¿No sabía que eras abogada? Siempre pensé que eras secretaria.

—No soy abogada, soy secretaria jurídica.

—¿Síí? ¿Sabes?, yo también. ¿Por qué nunca hablamos sobre esto?

—No sé. Sabía que usted era secretaria, más no que era jurídica.

—Por muchos años. Bueno, puedo recomendarte con mi jefe, ahora se quedará sin una.

—¿Y no le darán prioridad a otra secretaria de la empresa?

—No te preocupes por eso. El prefiere una secretaria capaz y yo hablaré muy bien de ti. Mañana te digo como será todo, ahora tengo que seguir.

Se despiden, Eva pensando en su suerte y agradeciendo a Sofía, aunque no le den el trabajo, hará el intento por ella. Mientras Sofía va planeando como introducir el tema de Eva con Dante. Él puede ser muy testarudo, pero ella sabrá cómo convencerlo.

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