Mi Amor Sacrificiado Recibe Nada

Mi Amor Sacrificiado Recibe Nada

Gavin

5.0
calificaciones
43
Vistas
7
Capítulo

La gala era el evento del año, y mi teléfono sonó en mi pequeño apartamento: era Máximo, el magnate, el hombre al que había salvado. Me preguntó con desprecio helado: "¿Te arrepientes de haberme dejado por dinero?" Acababa de leer mi diagnóstico de insuficiencia renal terminal; mi único riñón estaba fallando, las facturas médicas se amontonaban, asfixiándome. "Necesito dinero, Máximo. Préstame cinco millones de pesos," supliqué, la verdad inarticulable. Su risa fue corta y sin alegría: "No. Ya no tengo ningún arrepentimiento." y colgó, mientras en televisión él declaraba: "Como pueden ver, algunas personas nunca cambian." Al día siguiente, recibí los cinco millones, pero al ir al hospital me encontré con Máximo y su prometida, Scarlett, que me humillaron y se burlaron de mi supuesta "avaricia." Cuando caí al suelo, mi informe médico con "INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA" quedó expuesto, y Máximo estalló: "¿Ahora inventas una enfermedad? ¡Eres increíble! ¡Estafadora!" El dolor era insoportable, la enfermedad me consumía, y su ceguera me destrozaba. Cathy, mi mejor amiga, me consiguió trabajo en la viña de Máximo, sin decirme de quién era, solo que necesitábamos dinero desesperadamente. Ante sus invitados, Máximo me humilló llamándome "trepadora" y Scarlett me pateó la cicatriz de mi riñón. Luego, Máximo me ofreció cincuenta millones de pesos si me bebía una caja entera de su vino más caro, sabiendo que el alcohol era veneno para mis riñones moribundos, un acto de humillación pública. Pensé en las deudas y la diálisis, en la posibilidad de ganar tiempo, miré a Máximo a los ojos y asentí, decidida a beber hasta el final, sin importar el costo. ¿Qué me había traído a este límite fatal, dispuesta a morir por dinero, después de haber sacrificado todo para que él viviera?

Introducción

La gala era el evento del año, y mi teléfono sonó en mi pequeño apartamento: era Máximo, el magnate, el hombre al que había salvado.

Me preguntó con desprecio helado: "¿Te arrepientes de haberme dejado por dinero?"

Acababa de leer mi diagnóstico de insuficiencia renal terminal; mi único riñón estaba fallando, las facturas médicas se amontonaban, asfixiándome.

"Necesito dinero, Máximo. Préstame cinco millones de pesos," supliqué, la verdad inarticulable.

Su risa fue corta y sin alegría: "No. Ya no tengo ningún arrepentimiento." y colgó, mientras en televisión él declaraba: "Como pueden ver, algunas personas nunca cambian."

Al día siguiente, recibí los cinco millones, pero al ir al hospital me encontré con Máximo y su prometida, Scarlett, que me humillaron y se burlaron de mi supuesta "avaricia."

Cuando caí al suelo, mi informe médico con "INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA" quedó expuesto, y Máximo estalló: "¿Ahora inventas una enfermedad? ¡Eres increíble! ¡Estafadora!"

El dolor era insoportable, la enfermedad me consumía, y su ceguera me destrozaba.

Cathy, mi mejor amiga, me consiguió trabajo en la viña de Máximo, sin decirme de quién era, solo que necesitábamos dinero desesperadamente.

Ante sus invitados, Máximo me humilló llamándome "trepadora" y Scarlett me pateó la cicatriz de mi riñón.

Luego, Máximo me ofreció cincuenta millones de pesos si me bebía una caja entera de su vino más caro, sabiendo que el alcohol era veneno para mis riñones moribundos, un acto de humillación pública.

Pensé en las deudas y la diálisis, en la posibilidad de ganar tiempo, miré a Máximo a los ojos y asentí, decidida a beber hasta el final, sin importar el costo.

¿Qué me había traído a este límite fatal, dispuesta a morir por dinero, después de haber sacrificado todo para que él viviera?

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Dignidad no se Vende

La Dignidad no se Vende

Romance

5.0

Mi casa en Triana, que olía a jazmín y a melancolía, estaba a punto de perderse. Con solo dieciocho años y un título de diseño recién empezado, sentí el peso de las deudas de mi padre muerto. La oferta llegó como un salvavidas: acompañar a Ricardo Vargas, un constructor poderoso y enigmático. El "acuerdo" era claro: él salvaría mi hogar, yo sería su compañera discreta. Casi creí que el dinero me había traído un amor inesperado, confundiendo su opulencia con cariño, su posesividad con protección. Pero entonces, apareció Carmen Sandoval, su exnovia. Me citó en un hotel de lujo y, con desprecio, me ofreció tres millones de euros para desaparecer. Ella era su "costumbre favorita", y yo, solo un insecto. Para probarlo, hicimos una cruel prueba con mensajes a Ricardo. El suyo fue respondido con preocupación, el mío, con un frío "Espero no sea grave. Estoy ocupado". Ella sonrió. "¿Ves? No eres nada para él". Me reveló que todos los gestos grandiosos de Ricardo -los jazmines, Noruega- eran réplicas de lo que había hecho por ella. Solo era una sustituta, un eco. La indignidad se volvió insoportable. Un día, Carmen rompió el broche de mi abuela y me acusó de agredirla. Ricardo, sin dudarlo, me encerró en el sótano frío y húmedo, donde casi muero de frío. La humillación final llegó cuando, en una fiesta, él volvió a negarme públicamente. Me trató como un objeto, un insignificante estorbo para el juego de sus celos. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El dolor era insoportable, la traición palpable. Me había vendido por una falsa seguridad, por un puñado de billetes. ¿Era mi dignidad el precio? ¿O algo más valioso aún? Pero al despertar del delirio, solo quedó una determinación fría. ¡No más! Era hora de despertar. Con los tres millones de euros de Carmen y una beca para Roma, cortaría todas las ataduras. Mi propio cuento de hadas no necesitaba un príncipe tóxico. Estaba lista para mi verdadera vida.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro