Estaba acabada, no sabía qué hacer, todo esto terminaría matándome algún día... ¡Cálmate, Madelaine! Tienes que calmarte y tratar de arreglar todo esto, ¡No podía calmarme¡ Sentía que me iba a morir.
El timbre vuelve a tocar y me sobresalto al pensar que es uno de esos prestamistas, ¡estoy acabada! Un día de estos amaneceres muerta por ahí y sin que nadie me reconozca. El timbre seguía sonando, esta vez más constante, hoy muero, ¡voy a morir joven!
El timbre deja de sonar y está vez en mi celular el que suena, lo miro y es mi mejor amiga, ¿será ella la que estaba tocando el timbre? ¡Voy a morir, en verdad! Hellen me matará, tiene que estar muy enojada por no abrirle.
Me bajo de la cama corriendo, haciendo que casi me caiga, y corro hacia la puerta principal, donde la abro y allí estaba mi mejor amiga, Hellen, esa mujer no me mata porque soy la única que aguanta su mal genio.
—¿¡Por qué no abrías!? — grite molesta — Se que tienes muchos prestamistas, pero recuerda que ellos no tocan así.
—Perdona, Hellen — traté de sonreír, pero ella me fulmino con la mirada — Últimamente he estado con los nervios de punta y como los prestamistas han venido más de seguido, pensé que era uno de ellos.
—Maddie, te he dicho que puedo ayudarte, pero sigues negándote a mi ayuda — replicó.
—Hellen, no quiero abusar de tu confianza y me basta que siempre vienes a traerme de comer — ella me sonríe — aunque trabajo, esa plata no es suficiente para todos mis gastos.
—¿Aceptarías si te digo que puedes hacer? — frunzo el ceño — No te preocupes, no te pasará nada malo.
—Esto no me está dando buena espina — hable — siempre que vienes así, es algo nuevo, para yo poder conseguir trabajo.
—Maddie, no permites que te ayude económicamente, así que puedo ayudarte a conseguir trabajo, solo que este es algo... — al quedarse silenciosa me puso más en duda.
—¡No! — no permití que ella hablara más — Tus silencios son los más problemáticos, así que, ¡No!
—No es problemático, es que me da un poco de cosa decirlo — suelto un suspiro, tenía que tener calma con ella.
—Dime, ¿qué es lo que conseguiste esta vez? — ella sonrió ampliamente.
—Un amigo me estaba comentando que hay un Ceo buscando una chica que se ajuste a su tipo...
—¡No! — volví a interrumpirla.
Sabía cómo terminaría esto, ya había leído muchas historias donde la chica pobre es ayudada por un hombre multimillonario, pero este le pedía a cambio muchas cosas, como un contrato tan infernal que la chica tendría que morir hasta por él, atrás de nada, porque, al final se enamoran y se casa... Pero; ¡Estamos en la puta vida real! Eso no me pasaría a mí, ni porque hiciera lo que hiciera, así que no podía aceptar esto.
Más cuando vivo con el miedo constante de encontrarme a un millonario y este solo me mire por encima del hombro y me diga lo despreciable que es mi vida, así que no podía aceptar este tipo de cosas, menos cuando tengo tan mala suerte.
—¡Anímate, Maddie! — niego — solo tienes que darle un hijo y listo — menos lo hago.
—Llegó a enamorarme del bebe durante mi embarazo y tendré que dejarlo — niego enseguida — Déjame como estoy, veré como hago con las deudas que tengo, pero a esa locura no le entro, ni porque este muriéndome.
—Paga cien mil dólares el día — frunzo mi ceño.
Hellen ya se la consumió la locura.