te has metido, luego hablaré con él para que no haga nada. La ignoré y di la vuelta al auto, abrí la puerta y me subí, y cuando me estaba poniendo el cinturón de seguridad subió mi hermana. Ella tuvo una expresión de
enojo en su rostro todo el tiempo. Cuando llegamos, estacioné el auto frente a la casa de tía Flora. Suspiré y me fui. Ella no dice nada. Entramos y subimos las escaleras en silencio hasta nuestra habitación. Se quita los
tacones y los tira en cualquier rincón, pongo los ojos en blanco. — Te vas a ver así, ¿no? Deja de intentar.
bajarse la cremallera de su vestido negro extremadamente ajustado y me mira. — Hay que pensar las cosas antes de hacerlas. — Y quién dijo que no pensaba, oh… cómo pensaba, pero quería romperle los dientes a ese
idiota. Todavía no sé por qué estás enojado. Ella se acerca y le dice: — No sabes en lo que te has metido.
ruega que lo deje así. — Oh, está bien, ¡¿qué podría hacer él de todos modos?! — Espero sinceramente que no te enteres. — Dejémoslo ahí. Cambiando de tema, deberías estar agradeciéndome y no enojado, al fin y al
cabo vine a buscarte ¿no? Finalmente logra bajar la cremallera y se quita el vestido. — Quien debería.
agradecerme eres tú. Señala con el dedo en mi dirección y pongo los ojos en blanco ante este gesto. -
¿Grave? — Ok Ella, no voy a decir nada más, me muero de dolor de cabeza, lo único que quiero es dormir. Ella.
me ignora y se acuesta asegurándose de que me dé la espalda. Suspiré acostándome. Bella no era así, pero.
después de que su mamá murió ella es completamente diferente, desearía que todo volviera a ser como antes. Pero sé que es imposible. Capítulo 02 Me desperté a las siete de la mañana. Hoy es domingo, mi
último día libre. Las clases empiezan mañana. Escuela nueva, ciudad nueva, y lo único que es viejo son mis ganas de terminar rápido mi último año y poder ir a una buena universidad. Bella continúa durmiendo, lo cual
no es ninguna sorpresa. Mi tía también. Tiene una cafetería en el centro de la ciudad, pero hoy no iría hasta más tarde. Me quedé un rato en la habitación, abrigado, porque hace frío y no soy muy fan del frío. Escucho.
un ruido que viene desde arriba. Miré hacia arriba y vi a mi hermana bajando las escaleras. Ella está muy vestida, con jeans negros, un abrigo rojo y botas bajas. — ¿Adónde vas en un momento como este? Ella pone
los ojos en blanco, toma un pañuelo y se lo pone. — Tú no eres mi madre, no actúes como si lo fueras. Me sorprende tu agresividad. - Yo se de eso. — Mi voz es baja. — Entonces no actúes como si no lo supieras. Dile
a tía Flora que hoy no podré quedarme en el café. Me empieza a doler la cabeza. — Te toca a ti, yo me quedé toda la semana. Ella sonríe burlonamente. — Genial, ya estás acostumbrado, ¿no? Y tengo cosas mucho más
importantes que pasar todo el domingo sirviendo a la gente. Me levanté y ella ya estaba saliendo por la puerta. "No puedes hacer esto", digo en voz alta, con odio. Ella se da vuelta y sonríe. — O puedes decir la verdad. Que no soporto ese café, ya sabes, eso no me importa. — Sabes que no le voy a decir eso. — Mi voz
sale más áspera de lo que pensaba. - Sí, lo sé. Y mi hermana se va. Me quedé mirando la puerta con incredulidad de que ella hubiera hecho eso. Subo a nuestra habitación y quiero gritar de frustración, pero me controlo. Luego decidí prepararme para ir a trabajar. Cogí unos vaqueros y una camiseta blanca, un grueso
abrigo marrón y fnalmente una gorra negra. Le dejé una nota a mi tía informándole que hoy abriré el café y me iré. Estoy caminando por la acera de piedra. La ciudad no es grande, pero sí muy hermosa. A veces me
siento como en una película de época, ya que la ciudad ha conservado muchas de sus casas antiguas. El centro está lleno de ellos. Aquí en esta ciudad todo gira en torno a la empresa Stone, una enorme empresa