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Novia equivocada del Millonario.

Novia equivocada del Millonario.

Ivi Moreno

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Capítulo

Monserrat Harrison pensaba que vivía una vida perfecta, tenía un trabajo estable, un amoroso novio y estaba apunto de contraer matrimonio... pero su vida perfecta se ve arruinada cuando estando en el altar, apunto de dar el "si acepto", su prometido la llama por el nombre de otra mujer dejando al descubierto su infidelidad y su amante era nada más y nada menos que ¡La mejor amiga de Monserrat!. Con el corazón roto y sus sueños hechos añicos, Monserrat abandona la recepción, dándose cuenta que justo en la habitación de al frente se está llevando acabo otra boda, en la cual decide ingresar y admirar el amor de los novios; ese amor que ella acababa de perder tras descubrir la traición de su prometido. Pero no todo es tan perfecto como parece, la novia de aquella ceremonia declara su amor a otro hombre, huye con su amante dejando al pobre hombre solo en el altar enfrentándose a los murmullos de los invitados. Por lo que en un repentino ataque de valentia, impulsada por los efectos del alcohol y sus sentimientos, declara su supuesto amor a ese hombre, pidiéndole que se case con ella. Sin imaginar todos los problemas que ese simple acto traería consigo... lo que comenzó como una mentira y una acción impulsiva se convertirá en un completo caos cuando descubra quien es su nuevo esposo... un matrimonio que se suponía sería una mentira termina siendo real y arrastrándola a una divertida aventura con un total desconocido que pondrá su mundo de cabeza. ¿Monserrat decidirá poner fin a ese falso matrimonio o podrán surgir sentimientos que lo impidan?.

Capítulo 1 Boda equivocada.

Casarse debería ser uno de los días más felices y emocionantes de una pareja, sobre todo para la novia... tener la boda de sus sueño, contraer nupcias con su príncipe azúl, llevar un hermoso vestido de princesa...

Todo debia ser un día perfecto, un momento inolvidable del cual disfrutar y el cual guardar con aprecio en su memoria...

Monserrat Harrison, sentía que tenía una vida perfecta... con 24 años estaba apunto de cumplir sus sueños: casarse con el hombre que amaba. Su corazón latía apresurado con cada paso que daba, las miradas puestas sobre ella con admiración, parecía una princesa sacada de un cuento de hadas.

Ricard, su futuro esposó, tomo su mano con delicadeza cuando está llegó junto a él, habían decidido que la ceremonia se llevará acabo en el mismo lugar de la resección, todo estaba decorado magníficamente para el momento en que los novios dieran el "si acepto" y unieran sus vidas para siempre...

— En está noche tan especial... estamos aquí para presencia la unión de Ricard Ambini Y Monserrat Harrison, seremos testigo del amor de una pareja devota — comenzó a decir el encargado de presidir la ceremonia. Después de su discurso llegó el momento de que los novios intercambiarán votos y anillos.

— Casarme contigo ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, eres una mujer de ensueño, hermosa, inteligente, carismática y haces cada uno de mis días unico... Alexan — la voz del novio tembló por un momento al percatarse del error que estaba apunto de cometer — Monserrat.

La novia frunció el ceño, apartando su mano del agarre masculino.

— ¿Cómo ibas a llamarme? — Indago, porque estaba segura que no había sido idea suya el echo de escuchar el nombre de otra mujer salir de los labios del que en segundos sería su esposo.

— Monserrat — se apresuró a responder el hombre.

— ¿Crees que soy idiota?, ¡estuviste apunto de llamarme Alexandra — acuso, girandose en su lugar para ver a una de sus damas, Alexandra era una de sus mejores amigas; su mirada se encontró con la de la mujer quien parecía tan nerviosa como Ricard — ¿desde cuándo me están engañando? — preguntó Monserrat con una sonrisa irónica.

— No es lo que tú piensas... estás mal interpretando las cosas — se apresuró a explicar el novio. Los invitados observaban el intercambio sorprendidos y en total silencio.

— Desde hace un año — la mujer entre las damas de honor fue quien respondió.

— ¡Cállate Alexandra! — grito Ricard molesto.

— Es hora de que todos sepan la verdad — Alexandra se acercó a los novios, entrelazó sus dedos con los del hombre cuando estuvo junto a él — Ricard no te ama, nunca te ha amado; está contigo porque eras la mejor opción para casarse, porque sus abuelos te adoran... pero él me ama a mi. ¡Que todos lo sepan!... así se casará contigo nuestra aventura no iba a terminar.

Los ojos de Monserrat ardían a causa de las lágrimas que amenazaban con salir; alzó su mano con la intención de abofetear a la que se suponía era su mejor amiga, esa que la estaba traicionando de la peor manera.

Su pulso tembló... podía sentir como su corazón se estaba quebrando en miles de pedazos... su cuento de hadas se estaba transformando en pesadillas de un momento a otro, estaba perdiendo al hombre que amaba, a su mejor amiga y pasando la peor vergüenza de su vida delante de sus amigos, familiares y allegados.

— Ustedes no valen la pena — aseguro Monserrat bajando su mano, decidiendo no abofetear a Alexandra — que sean muy felices juntos — fueron sus últimas palabras antes de comenzar a alejarse con lentitud, sosteniendo ligeramente su falda para poder caminar mejor.

Los invitados no tardaron demasiado en comenzar a marcharse, murmurando sobre lo sucedido, la vergüenza que debió sentir la novia y el descaro del novio al permanecer junto a su amante. Según palabras de muchos era "una verdadero lastima" que esa boda no se llevara acabo, ya que formaban una hermosa pareja.

Monserrat decidió que ahogar sus penas en alcohol era lo mejor en ese momento, deseaba olvidar; deseaba dejar de sentir todo ese dolor que quemaba en su pecho. Hasta que se percató que justo en el área de evento frente a dónde se supone que se llevaría acabo su boda había otra pareja contrayendo matrimonio.

Muy poco le importo estar vestida de novia, muy poco le importo que las miradas se posaran en ella en el momento en que abrió las puertas e ingreso en el lugar. Tomo asiento en la primera silla vacía que vio, aparentemente el novio acababa de terminar su discurso de amor cuando sus ojos se posaron en ella, seguramente porque era una invasora muy peculiar. El hombre era alto, de ojos azules, cabello castaño claro casi rubio, test blanca... a decir verdad era muy atractivo y enigmático.

— Yo... lo siento, no me puedo casar contigo Dereck — declaró de pronto la mujer, al tomar el micrófono, la sorpresa general fue evidente — yo amo alguien más y no quiero unir mi vida a la tuya — con una gran sonrisa esa mujer corrió a los brazos de su amante.

¿Que había pasado?, ¿sería acaso que ese lugar de eventos estaba maldito?, ¡ella acababa de descubrir la infidelidad de su amado y ahora está novia dejaba cruelmente plantado a ese hombre!. ¿Por qué esas historias de amor tenían que tener un final tan miserable?.

No sabía que la impulso, quizás eran los murmullos de los invitados, quizás era culpa del alcohol o de sus propios sentimientos heridos; no lo sabía pero algo la impulso a ponerse de pie y subir junto a aquel hombre, arrebatandole el micrófono para total sorpresa de los presentes y de incluso del mismo hombre.

— Dereck — apenas y conocía su nombre gracias a qué la novia que lo dejo plantado lo acababa de pronunciar, no tenía idea de quién era ese hombre y estaba más que seguro que lo que estaba apunto de hacer era una completa locura — somos dos corazones mal heridos que pueden encontrar consuelo en compañía del otro... eres un hombre increíble, tu mirada cristalina y tan enigmática como las profundidades del mar donde es casi imposible descubrir sus secretos es sorprendente y quiero pedirte la oportunidad de que me dejes descubrir los secretos detrás de tu mirada, que me des la oportunidad de ser ese bálsamo tranquilizador que tú corazón necesita. Dereck... ¿Te casarías conmigo?.

La expresión de sorpresa se extendió por todo el lugar, los invitados observando expectantes a Dereck y a la nueva mujer que le declaraba su amor, la expresión de Dereck era todo un poema; pasando por la absoluta confusión, la sorpresa hasta adoptar un semblante inmutable.

Cómo única respuesta le quieto el micrófono, la tomo de la cintura para atraerla hacia él dándole un profundo beso; sus labios se rozaron con lentitud al principio hasta que se transformo en un beso apasionado y cargado de emociones.

Los aplausos resonaron por todo el lugar, los flash de las cámaras y las interrogantes que todos se estaban formulando, principalmente ¿quien era esa mujer?. ¿Sería acaso que el novio tenía una amante y ese siempre fue el plan?, muchas preguntas y pocas respuestas.

Después de firmar los papeles que los unían como marido y mujer, la celebración siguió su curso, disfrutando del espectacular banquete; de las bebidas, la música... después de todo Monserrat si había tenido una boda de ensueño solo que esa no era su boda, era la boda de alguien más... ella solo estaba siendo la novia equivocada.

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