El dije
ítu
boca abierta. ¿Qué c
te pero lo habían
? ¿Para morir? —dijo con la voz unas octavas
s décadas, casi estaba en la obligación de tenerlo. Soy el único hombre. No podían
que lo tengo? —preguntó
ó los ojos para verla. —¿Quiénes? ¿
buscan el collar como locos. Y lo
or ese estúpido pedazo de cristal, porque, si no, estaría aterrada día y noche, ocul
ra vez en esos dos días. Zack suspiró, p
rubia mientras se mordía el labi
cuidarte
nto y no tenía escapatoria. Tragó saliva evitando mirar a Zack. ¿Su muerte sería tan ho
on pesadas sobre sus hombros. Zoey a
en ejemplo, pues… ya acabaron conmigo, pero es
etrás de mí toda m
tres hijos y ellos jugando con el peluchito en medio de la sala. ¡Ella con sesenta años con sus nietos y él aún de diecisiete años! ¡No! Era intolerable hasta de pensar, principal
tió él y ella
ivir mi vida. ¿No quieres descan
izo un
un rato más. Pero en alguno momento,
que estés aqu
ey —dijo él seria
a n
ndo. Tomé el col
en voz alta—. ¡Es mi
o antes de que murieras. ¿Cómo
ntaron l
no para el dije! ¡Él prefirió elegir a
nció los
ste que no tenías idea d
uizás se había aburrido de mí —contestó él, otra vez con angustia—. Volví para cuidarte por
r, de decirle que no tenía fundamentos para creer eso, pero tampoc
cuenta de que debía aprender sobre esa cosa lo más pronto p
as le hizo girar la cabeza; era como un rasgueo. Fijó los ojos en el mauso
lla, con perillas imitación de oro y dos pequeños vidrios sucios, temblaron ligeramente cuando algo comenzó a empuj
ían volver a la vida, ella se retiró hacia atrás. Zack la sujetó del brazo, al tiem
vuelta a la vida —susurró é
eo que ahora estaba a sus espaldas, un grito seco se hizo notar, seguido por otro sonido me
empo de muerto, al menos tres semanas, sacaba brazos y cabez
otro zombi empujaba con menos esfuerzo aún la p
ándose la boca con las manos para contener los
s va
llenos de mausoleos que estaban repletos de mue
gran parque donde estaban las tumbas en tierra
os pares de muertos habían logrado ya escapar y
as—, saldrán de la tierra. Tampoco tiene mucho sentido que te lleve con
s su brazo. Zack no se quejó, puesto que no s
a otro, intentando decidir cómo obrar. Si la dejaba con los alumnos, podía ser que los zombis atacaran a todo el grupo. Bueno, tal vez en veinte minutos lograr
tariamente pataleó y agitó los brazos. Disimuladamente y cómo quien
y, con la cara ro
ros huesudos antes de que el que lo
bía absolutamente nadie cerca de ellos, sacando de lado a los muertos que se ace
ara y golpeara contra sus costillas. Se movía tan rápido que apenas veía a los cuerpos volar metros por encima de ellos. Se concentró en tratar de no vomitar y terminó
ó los ojos y observó cómo los cadáveres habían terminado, algunos
frente a él. Zoey lo miró expectante, mientras él todavía
arqueó las cejas mientras miraba su falda levantada. —De acuerdo, va
s curvas bien sexys? —Zoey abrió la boca para decir algo, lo que sea,
pudo, adentrándose en el parque. Así, mientras arrastraba los zapatos negros contra el césped, se pregun
la
marcha. Volvió a ponerle potencia y visualizó a sus compañ
e lejos, cómo Jessica la m
anteponiéndose a l
girando su cabeza de conejo hacia
rizada, solo alcanzó a
o? —gritó impresionada, te
a todo el grupo sin problema alguno, tienes que apurarlos a subir al micro. ¡Debemos irnos! Lo más probable es que si estos zombis no
da, llegó al grupo e ignoró los grititos ince
tenía la falda doblada. Además de fijarse en ella, miró con inter
ápidamente—. Creo que tengo f
señora le puso una
La empujó suavemente hacia el micro y en unos largos minutos, que pusie
ó, cruzada de br
—le increpó—. ¿Estás loca? ¿
mada por la ventana. Zack, que seguía en su ca
que te sentaras le
iencia—. ¡Te estoy hablando! ¿
Jessica; se giró hacia ella de mala gana—. Me fui porque no podía soport
el ceño, visib
tosigo? —dijo
or la cara. ¿En serio te
te lo reprocho, entiendo que estés preocupada, pero no… no debes hacerlo. E
a. Zoey suspiró y volvió a mirar el cementerio por la ventana. No veía nada
stió Zack, habl
ose del asiento. Todos voltearon la cabeza. Ante la atención, se le enr
e, ocurrió algo terrible: la ventana de Zoey se partió con un estruendo y miles de pedacitos de cristal caye
có por las calles de tierra del cementerio y, casi haciendo rally en ellas, salió del lugar a una
tre las ventanas del otro lado del bus por una flecha de madera en la
acado, corrió a desclavar al muñeco. No gritó su nombre como hubiera querido
—gritó la profeso
mientras la direct
omo una tiza, asi
los asientos y no se detuvieron en todo el camino. E
. Ambas se miraron con un gesto de disculpa por haber pe
bien? —g
S
r tembloroso—. Esto es horrible. ¡Primero lo de Zack y aho
un ojo para demostrarle que estaba bien y, algo más tranquila, pensó en las palabras de Jessica. No e
as llegaron, el comedor abrió para dar de cenar a los alumnos.
l miedo flotaba en el aire. La muerte de Zack y el ataque para muchos no parecían ser cosas sin conexión alguna; pensaban que se trataba de
s terrenos. Hasta donde se enteraron los chicos, la policía se había contactado con los encargados del cementerio para aclarar lo sucedido, pero nadie tenía i
z en la habitación y argumentó una ducha que no se daría. Jessica sí notó que se llevaba el mu
scos de champú, para ocultar el sonido del seguro de la puerta. A sa
tás
guno en su cabecita de haber s
ó con el ceño fruncido—. ¡Fue un milagro que me
o en ese momento. Se dejó caer en el suelo junto
egerte como es debido. Estoy haciendo todo mal. No s
unció e
muró sin intencion
se cruzó
da que ver contigo —se quejó—. Ahora debo
por la cara, ella
nía ponerse a l
icó. Suspiró y se dispuso a terminar su treta deack se sentó en el suelo contra una pared. Se frotó la frente blanca en el l
se momento se daba cuenta de que estaba encerrada con un chico en un
do que él no iba a hace
él, con un gruñi
lté
n con malicia en el momento en el que ella le dio la espalda
No te oí —replicó
ta la coronilla y
ue sacarme el uniform
o bajó l
líg
l. Lo tomó de las orejas y corrió hasta el cesto de la ropa sucia que tenían en un r
uédat
da y las medias. Haciendo todo un bollo, abrió la tapa del cesto y tiró todo de vuelt
o y estaba a punto de sacarse el corpiño y las bragas para
puedo verte a tr
or supuesto, distinguía dos rayitas negras malignas a través del mismo.
do, tomó una toalla
edo transformarme y salir fácilmente de aquí
ue patearlo baño afuera, justo donde estaba Jessica. Zack no le respondi
o y se dijo que algo había sucedido, ¿verdad? Un poco
Za
ra para ti —dij