La Princesa de Atenas
Fueron ganando batallas y conquistando todo a su paso, con fe, fuerza y valor. Sus cons
lientes hombres y las hermosas
ntras que Esparta convirtió a sus ciudadanos
res más combativo y con mejores condiciones para la guerra, en toda la histori
r de una ciudad, de un pueblo, de una sociedad apartada de Atenas y del rey Helios. Sus diferencias sociales estaban muy marcadas, entre lo que
sociedad intelectual con principios y valores morales. En Esparta se daban las mejores escuelas de comb
mensajero se acercaba a la entrada de Esparta, se podía apreciar
para Esparta, así se acercó al arco o entrada del puebl
uno de los soldados,
tregarlas en manos de Alexandre, así se expresó el men
a. El otro guardia miraba fijamente al mensajero de
ientras el soldado iba a caball
cuando llegó, Alexandre se encontraba con un pico en la mano, e
un mensajero Real de Atenas, co
se con Esparta?. Algo no está bien
ar respuesta alguna. Mientras el solado
iste, que se le debe dar en s
lo alto y con toda su fuerza, enterrando el ins
tro reflejaba dureza y crueldad, pero en el fondo e
había enterrado el pico con tal fue
llo, y se fue colina abajo
veía al mensajero y pregu
el mensajer
ero salió detrás de
llevar con el jefe. Indic
garon colina arriba y al llegar, el soldado
ibirlo. Al rato salió Alexandre, con un bordón en sus manos, que usaba de palanc
on sorprendidos con la fuerza bru
fe, reflexionó el m
s que entregarme, preguntó
mensajero extendió su mano para entregar
yó y con expresión de
rta d
os de Esparta, mis más sincer
invitación a palacios, para estrechar nue
os juegos olím
n su participación
e el más
on pocos modales, arrugó la carta y la
participará de los juegos olímpicos. La p
iso, me retiro. Así respondió muy amablemente a la re
su cabeza, dando apr
só Alexandre, pudiera servir c
n fondo sabía ser agradecido y nunca olvidaba un favor, a un buen amigo. Era un homb
eran sus debilidades, ya que cualquiera
y el que más destaca, es el que debe jurar lealta
r solo en batalla, se debí
ni corresponder a la mujer de otro, porque la
rido, se resolvería
linas y acompáñalo hasta las afuera de la ciudad. Esta
er con orgullo, y sin mediar más palabras dieron