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Encuentros Oscuros

Encuentros Oscuros

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Capítulo 1 El Clon De Harold

Palabras:3495    |    Actualizado en: 09/01/2023

icios, y de los almacenes. El sistema de drenaje está colapsado y sus alcantarillas están tapadas haciendo que las calles se inunden de aguas mal oliente que

entre los botes de basura, las botellas vacías y los restos de comida de una ciudad que hace mucho d

or donde transitan toda clase de escorias sociales entre los que se encuentran yonquis desahuciados, prostitutas avejen

por este criminal, tienen miedo, siempre los policías suelen s

mple y evidente, tan plana, tan básica. Esto es obra de alguien de

nder y descifrar lo que aquí está ocurriendo. Y tú te sonríes, escondiendo tus manos todo el tiempo entre los bolsillos de la chaqueta y subes los escalones de las escaleras de dos en dos hasta el quinto piso, donde ya está la

? -preguntas mante

into y la abre para poder vomitar. Los otros se aguantan como pueden y llevan tapones en la nariz para evitar el desagradable y nauseabundo olor

erto. Se dieron cuenta por el extraño olor y porque un gato del vecindario salió por la ventana con un pedazo de intestino entre los dientes. Sus amigas prostitutas dicen que era una buena mujer, solidaria, tranquila, sin enemigos conocidos. Al parecer no estaba metida en problemas, no traficaba con drogas ni se le conocían deudas

a lidiar con criminales inexpertos, traficantes novatos, rateros y vándalos ca

ida, en otra dimensión aparte, y al mismo tiempo una persona

ena, el asesino con las manos ensangrentadas, feliz, ebrio de contento, delirante, saltando y bailando de un punto a otro de la habitación mientras esparcía los pedazos del cuerpo de la mujer. Es posible que el asesino escuchaba en su cabeza una melo

no había un espejo donde ver su rostro reflejado. Finalmente, esperó el instante ideal en el que el corredor estuviese vacío, salió del lugar fingiendo ser un cliente satisfecho, uno más del montón, y huyó por las calles perdido entre las sombras, el frío y la lluvia. Esa caminata debió ser tormentosa, en med

dez? -pregunta Fraga, sacán

semen? -dices en voz baja, s

? Era una prostituta, Melé

respondes sin interés, sintiendo un agotamiento, q

enetró. Al menos, no con el pene. Pregunto por las muestr

todos sus subalternos y tú mismo se largaran y lo dejaran solo-. Esto puede tratarse de un ajuste

licial en el sector para proteger a las mujeres. Y explicarles a todas ellas que se protej

ndo la voz enfurecido-. Ahora quiere que nos pongamos a dar seminarios de segu

. Curso estudios universitarios y pertenece a la clase media. Es muy probable que esté registrado y tenga un historial en algún hospital o en un seguro médico como paciente co

r del edificio, mirones, chismosos de oficio, vecinos queriendo subir y contemplar el horror cara a cara. En el fondo, cada uno de ellos tienen los mismos o peores instintos del asesino, sueñan con destru

resados que preguntan por tus servicios y tus tarifas. A esta hora no te sientes bien de ánimo y lo único que deseas es dormir. Te tomas tu medicamento para tratar y prevenir los e

ecibes una llamada de Fraga. Su v

! Se ha cumplido tal cual como me dijiste. Lo

o sitio, Bar

del primero. En l

y para

supo? ¿Cómo se dio cuenta de que

común. Nos encontramos frente a una persona culta, educada,

e quién? Nunca hemos tenido nada par

ente sea buen vecino, diligente, encantador.

ido, Molina. ¿A q

n conocido como el Doctor

ue disfrutan los otros hombres no son para uno: que no te casarás, que no tendrás hijos corriendo por toda la casa, que no podrás ahorrar para comprar un auto nuevo ni una casa más grande; y que tampoco te llamarán la atención los lujosos hoteles, ni los exuberantes banquetes en elegantes restaurantes ni las mercancías importadas de las prestigiosas

aprendiendo. Cada vez eran más las preguntas que se venían a mi mente ¿Cómo fue que logro la materia salir de su inercia y de pronto, con un estallido de energía renovada, empezar a formar el primer organismo vivo? Si el desorden es un principio universal, ¿cómo es posible que aparezca la vida en sistemas y especies

y me entregué por completo a mis pacientes. Sin embargo, algo dentro de mí no andaba bien me sentía insatisfecho. El vacío que sentía desde la adolescencia continuaba igual, no había sido llenado. En muchas ocasiones, salía del hospital con la vaga impresión de estar perdiendo el tiempo. Curaba, operaba, entablillaba, recetaba, sí; pero sabía que el Hombre, tenía que ser más que eso. Más al

l. Nunca me insinuó que algo estaba mal con él y mucho menos llegue a pensar que escondía una vida secreta desesperada. Lejos de lamentarse por sus problemas, Eduardo era un excelente compañero que siempre tenía un com

a mañana y contesté nervioso, creyendo que se trataba

¿

án, soy

¿Se murió la

ada que ver con el hospita

fermo? ¿Qué sucede? ¿Ha

nto más

nto, no puedo n

mesa de noche, me restregué los ojos, abrí al máximo la

hora sí esto

que trato no le encuentro se

e un poco. No estaría de más que visitaras a Bianc

podemos pasarnos la vida siempre entre char

fesión, eso fue

matar a todos esos pacientes terminales, que no hacen sino gemir y sufrir duran

reservar la vida

to hoy me parece

qué no te tomas

no se cura con vacaciones, yendo a la playa ni metiéndome al mar tres días. Esto

rre nada más que decirte no sé cómo ayudarte, solo te

y ni siquiera tienes tiempo para cuestiona

conmigo. Yo no

. Mañana me vas a maldeci

a jornada podemos ir

Perdóname por ll

oras, me llamaron del servicio de Emergencias del hospital y esta vez sí estaba seguro de que se trataba

ente ya para

do? ¿Empeoró la

legar Eduardo con un cuadro

Qu

se envenenó, Se

e había metido una sobredosis de morfina y no alcanzamos a salvarlo. De milagro, lo había encontrado su hermano, quien lo había ll

dre de Eduardo se me

también te llamó

drugada,

durmiendo y lo llamó al rato para saber

mi amigo, y ahora las consecuencias estaban claras: él estaba bajo tierra en un cajón y yo seguía vivo por la vida,

aber muy bien qué hacer ni dónde vivir. Una tarde entré a confes

maté diciendo con los ojos llenos de

voz gruesa que retumbaba en las paredes del confesionario-. A veces pasan años y años siguiénd

rimido -aseguré de mane

de nuestra desgracia, de nuestra miseri

e fuerzas sobrenaturales qu

te seguro. Lo he v

prende,

ado, porque ahora

í por

alejan de su trabajo, lo angus

ije alarmado por la br

pia, medíquese hasta que supere la m

, s

partir con un familiar o con

asustan

nfierno son tortuosos, retorcidos

hacer alguna

pecado. Lo que tiene que ha

padre. M

siguen acercándo

or, así

to. ¿Qué diablos había sid

s que trataba de ese

bastaba ver a una persona, tenerla un minuto cerca de mí, para saber si estaba limpia o si se encontraba acorralada por fuerzas oscuras. Y no solo me pasaba con mis vecinos o con la gente con la que me tropezaba en los centro

ayuda, como me había recomendado el Sacerdote. Y por

estas páginas diría la verdad y nada más qu

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