Corazón
estilo y hasta ahora,
o vino a mi mente una prenda que no me había puesto. Busco entre mi ropa y la
ecto —
para los zapatos escogí unos mocasines de tacón negros y para darle un poco de color al atuendo escogí un Clutch en color granate, del mismo color que llevaría mi
ncuentro con Adr
, asiente con su cabeza y me ab
sido muy unidos, Adriano fue un gran apoyo para mí cuando necesitaba a un hermano. Sí. Él fue ese hermano que me protegía de todo. Entre los dos, creció una amistad y un cariño fraternal que nos llev
ta —prácticamente e
rante que tenía un ambiente íntimo y la comida era estupenda.
éndome mal por la maner
mis palabras—No le gusta la impuntualidad— ci
cada vez que lo hacía, sabía que me había equiv
go mi máscara de que, nada me importa, solo yo. Lucas se pone de pie cuando llego a
hes— mi voz
ándome a tomar Asiento. Al menos algunas cosas no cambian, me dije a mi misma. L
. Este se acerca hasta noso
anto —dice el camarero
digo abriendo la car
calabacín —escucho a Lucas
ostre de prefere
solo —bajo la carta y lo miro detenidamente. Ahora, llevaba un
contigo
ano ligeramente y me c
lla —Pido— de plato principal, carne de ternera en pap
gunta el hombre
— Pero, sin alcohol, por favor— el camarero se reti
interesado. Me encojo de hombros. Lucas me habí
—digo tomando mi copa de agua y dándole un sorbo— Y dim
a. Llegan con las entradas y Lucas solo me observaba
nto conoce
tas de la boutique y él va siempre que necesita
comemos las entradas. Cuando el plato principal ha si
ue tiene en Génova —me quedo con el cubierto a la altura de m
—no entendía
era rápidamente— Fingiremos ser pareja y me acompañarás a algunas cenas donde estará Claus y es ahí d
no? —siento que
te tiene y le pienso sacar provecho. Veámoslo como un nego
locura. Sabía que, si fingíamos ser pa
vino —Tienes hasta mañana en la noche pa
o de su actitud grosera, déspota y porque mentir, también dolía. Por
incumbencia —su actitud me sorpre
permitir que me trates así —Lucas golpea la mesa y varias personas nos
Ellos te amaban como a la hija que nunca tuvieron. Les Rompiste el corazón —su tono de voz se
urro en voz ronca y lu
anto lo más rápido que mi cuerpo se podía m
do. Al salir, me topo con Adriano y el chof
no fuera porque sabía que era i
rostro —Ya tuve suficiente de personas que me desprecian— miro
as. Sin importar, lo agarro desprevenido y lo hago
eñor —digo
saliendo del restaurante. Limpio m
**
AS
ramposos? —Gruño al chico que esta
de inmediato fue llevado a
e sujetos de seguridad que pertenecen a mi
o corto—No es la primera vez que lo ha
ioso—Me dijo que sería fácil—esp
—digo a Rafa, uno d
me doy media vuelta y salgo de ahí —¡Señor!
entado en el sofá de mi ofici
escritorio y desabrocho mi saco—Pero me parece que tú deberías e
un trago—Noche difícil—sabía a qué
lota para el estrés que me había traído
s después salió de nuevo y me llevo hasta el gimnasio de Caleb—
ía allí?
uza su rostro—La vi con el saco y es buena, pero tuve que salir a vigilar desde afuer
ambos. Adriano se remueve en el sofá
o aún—continúa —La quería como mi hermana, ¡Mierda! Era mi hermana y ella me dejo atrás sin má
dio para conseguir un propósito. Una vez obtenga el inmobiliari
so es lo que deseas solo asegurarte de no salir jodido al final—camina hasta la puerta y se detiene antes de salir—Porque, por más que l
enganza por lo que me hizo hace ocho años y la tendré. Ahora, ve a la oficina de seguridad y cerciórate que
icina. Una vez solo, me dejo ir
después de tanto tiempo abrió viejas heridas que pensé haber cerrado. Mi
estaban más redondeadas, su busto también parecía más lleno y su cabello rubio era extremadamente largo en comparación a como siempre lo usaba. Paso
sque vengarme, eso solo llegó por si solo gracias a la adicción de Piero Bianchi. Qué jugo todas y cada una de sus propiedades, dando la opo
uerta me saco de
ar frente a mí —¿supongo que le dieron su merecido al homb
arse—se le dio el tratamiento
de que se lo piense antes de volver a querer robar
—me levanto y me sirvo un poco de bourbon
ado. Leónidas poco hablaba,
e—continúa—Mi amigo se lla
iento de nuevo en mi silla—pero
primo, el señor Luciano Grimaldi, quería hablar con
bes de e
ijo—Pero mañana tendré
tan ocupado—Leónidas era uno de mis mejores hombres— Necesito que vigiles a
e todo—asiente y sin más sale
enía un propósito, debía llevar la delantera. ¿Esta