Corazón
do los documentos y sintiendo
esto—me digo a mí misma,
sé que desviaría dinero de la empresa donde trabajaba y mucho menos, que cediera sus
caja. El documento explicaba que la prórroga del pago se cu
úpida, me dig
le dije que regresaría y quería un inmueble que había visto online. Yo le giré el cheque para que él lo comprara. Lógicamente, estaba a su nom
o. Necesitaba expl
gre cuando leo el nombre del casino al
de Cor
No
puta broma! —
hombre con el que, años atrás, me iba a ca
o de la tienda, no sin antes cerrar bien con lla
frente al casino del hombre
diada. Acomodo mi vestido azul eléctrico, de corte recto, y toco mi cabello rubio, que me llega hasta mis cader
a puerta y de inm
dice uno de los go
on Lucas—digo sin
que, le pido que se retire —Levanto el rostr
r a qué hora reg
s dar esa
ldi
a y una figura va saliendo. Me mira y veo el shock reflejado en su rostr
nombre como si le
Lucas— Él, ¿Está? —no necesitaba decir
quiera verte— me r
ana a la tienda y no es posible— él, mira el s
—me informa— todo es l
gunto, dándole una
ó. Lo siento— dice como
e— continúo— No es justo Adriano, él no puede quedarse con algo, por lo que luche y saque adelante. Él
y te podrás que
arlo con mis zapatos negros, de Carolina Herrera —Estos no son negocios. Es una venganza— señalo —dile a Lucas que, para que se quede con mi t
ese momento. Siempre le daba batalla a Sa
★★
pantalones de deporte ajustados, un top y mis zapatillas de deporte. Mi departamento tenía dos habita
r las mañanas, lo hací
a y enciendo la música de mi iPod. Adele suena a t
me cuidara, menos propensa seria a sufrir de nuevo
ción a que es algo que sucede cuando menos lo esperas, piensa
el cáncer me llegó como una puñalada mortal. Él estaba ahí acechándome. Los médic
ceremonia y no iba a hacer pasar a Lucas por lo que me esperaba. ¿Qué podr
ar un matr
? A veces lo hago, pero luego de pasar mi proceso donde gracias a Dios salí adelante, me dieron la noticia que el tratamiento había hecho q
pción de la cafeína que por más que tr
os, subo la velocida
sin parar hasta que el día de trabajo, el estrés y recordar mi pasado comienzan hacer efecto en mí. Pero
aba más haciendo eso que, haciendo
habitación y me deshago de la ropa sudada, me ducho y me me
**
ra a la clienta. Tomo el café que está a
oncurrida. Aún esperaba recibir una llamada de Adriano por lo de ayer. Dejo el café con
stá parado en frente de mí con un
nríe y pone encima del mostrador
facturo. Una vez se va, repaso la tienda y mientras Carlo le muestra unas corbatas a u
aré el cumpleaños de Dominic y me gustaría que estuvieras allí —Dominic era su es
io—¿En serio? —pregunto co
e —nos reímos ante su comentario, miro mi móvil que me anunciaba la llegada de un correo electrónico—¡Madre mía! — exclama de pronto Pía—Que par de especímenes —
traban Adriano y Lucas. Este último, tenía la
Adriano lleva un traje negro. Lucas, por su parte, usa un traje azul oscuro que
o como las clientas miran a ambos hombres con descaro. Cuand
ú no lo fuiste
ta con
os cuando el sonido d
un chico de veinte y tres años al cual deje. Ahora,
a, haciendo que abriera mis ojos rápidam
a mi oficina —Camino hasta atrás de la tienda sintiendo la mirada d
s y su mirada se encuentra con la mía. Me
piel al descubierto, y sobre él un collar largo con un triángulo al final, mi cabello estaba recogido en una cola alta y me h
rabajar
spués de ocho años? Toma asiento en uno de los
ra socializar —su
el tiempo. Ojos y cabellos negros, mentón fuerte, labios gruesos y sexos que me llevo a la gloria en más de una vez. Su cuerpo e
do Lucas? — sent
buscarme y déjame decirte desde ya, que tienes un mes y me
s mi boutique. Mi padre no tenía dere
da claro —dice inclinándose hacia adelante— ¿Por qué sol
as juego con la pulsera que llevo en mi mano derecha —Esta es mi tienda. Yo la compré, sola
con mucho dinero —dice en tono mondas
aviza un poco. Él más que nadie sabía la falta que me hacía mi madre. No crecer c
hizo, pero no pienso echarme hacia atrás,
jarme sin nada? —se detiene en seco —
esfuerzo— Te largaste sin decir más y eso nunca te lo voy
con el poco acople que me queda camino de
de quien se trataba. Claus Dimitriou, un griego que tenía negocios en Palermo y tanto su
a estos lugares— habl
mismo, Claus— la voz
on mi Afrodita preferida— dice dándole una pal
e por aquí en esta oportunidad? — digo d
—ríe —Treinta añ
da a Marcelo, pero me encuentro con la mirada de reproche de Lucas— Sa
te. No era por alardear, pero sabía el talle perfecto de un cliente y cuál traje le sentaba mejor. Eso se lo debía a la esposa de
aja— Si mi mujer me ve con un traje que no me entalla bien, no
de reír. Facturo y el tomo, el traje guardado perfectamente en
riou. Cierro la registradora y cuando me
bla siseando a través de sus die
labras —No creo que me apetezca vert
quieres conservar esto— hice un gesto con la man
e vivo— digo alza
veriguarlo —replica dándome
on ayuda de la pinza. Me había maquillado solo un poco: base, polvo compacto, delineador para ojos, rubor en las mejillas, solo me falta