MI VIDA CONTIGO
e punto en tu vida que tanto deseabas. Donde dejaras de creer en las casualidades y te convertirás en un fiel creyente de que nada está escrito y todo se construye. Sin
tiéndose en una parte fundamental de mi historia. Una mujer de no más de 30 años solitaria y sentada en una banca del parque central en la colonia Roma, si
able. Moria por saber cuál fue el causante de aquel abrumador dolor, pero no tenÃa idea de cómo empezar la ch
os no es seguro para ninguna mujer estar sola a estas horas de la noche. Pasaron unos treinta minutos y no dijo ni una sola palabra, tome asiento a su lado de
cado? - Pregunto con una voz can
amor, pero supongo que nosotros so
a. - Mis sospechas eran ciertas, su sufrimiento se debÃa a alguna desilusió
uella chica dejo de ver a la nada y clavo sus ojos sobre mà con sorpresa. Tomé el pañuelo del bolsillo de mi saco y lo extendà hacia ella. Lo tomo y limpio sus lágrim
fácil decirlo, pero hasta este momento has dicho las palabras exactas. Marcos es un reverendo idiota. - Contesto con una ligera sonr
segura y comenzó a quitarse el disfraz que llevaba puesto. En un inicio creà que sus celos eran algo normal, una etapa de nuestra relación que estaba madurando. TenÃa la esperanza de que esa etapa terminarÃa, pero no era asÃ, fue subiendo de nivel hasta que ocurrió lo del dÃa hoy. - Sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas y se detuvo, doblo el pañuelo y limpio sus ojos de nueva cuenta, tomo aire y siguió conversando. - Los celos llevaron a las discusiones, los gritos y después a los apretones de brazos, a las bofetadas, luego a los golpes en lugares que no sean visibles para no levantar sospechas, y siempre acompañada de un perdón vació y una promesa hueca de no volver
perfección las relaciones hu
gÃa entre otros temas. En un principio con la intención de distraer mi mente, pero después le tome el gusto. Y en especial quisiera saber todo sobre
xtraño que podrÃa ser un psicópata. - Respondió sarcásticamente, esta vez con una gr
iente que nos mantuviera calientes. Ella tiritaba una y otra vez, asà que me quite el saco para ponerlo s
o en esta mujer que me atrae demasiado. Si pudiera describir que es ese algo podrÃa
el aire. TenÃa la impresión de que eran las 3 de la tarde, no tenÃa prisa alguna. Un sábado de madrugada común y corriente, estarÃa en casa viendo alguna seri
te acompañe a c
preocupes pediré un Uber. - Por la zona en la que dice vivir, puedo aseg
uto, en verdad no tengo problema en lle
esto, con un tono de vos dudoso, no podÃa descif
. - Dejamos de caminar y me miró fijamente a los ojos, como si intentara ver a través de ellos algo que
guiándola hasta llegar al edificio 22 de la calle Hidalgo, busqué las llaves en las bolsas del pantalón, pero no estaban ahÃ, estaba
Se estaba muriendo de frio, pero no se atrevió a decÃrmelo. Tomé las llaves y al intentar insertar la llave en la chapa, me di cuenta de que mis manos estaban temblando, no sé si
Ella seguÃa mirándome de la misma manera, pero al final accedió y entro. - Dame un momento, deje las llaves en mi recamara. De pronto, tomo mi mano derec
Ã, por hoy no quiero dar ex
ese tipo de mujer. Tiene su corazón herido y sé que puedo sanarlo, pero no
uso hojas completas, una habilidad que no poseÃa. Me convertà en el escritor de nuestra propia hi
por Fabi