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Caminos encontrados

Capítulo 10 : El inicio

Palabras:1952    |    Actualizado en: 23/12/2022

os a

crutinio del señor Aco

o, acristalada del suelo al techo, desde la que tenía una amplia panorámica de Bremen. Una inmensa y costosa alfombra cubría el

el mandamás. Podía haber hecho una entrevista con el personal de Recursos Humanos, pero su difunta madre en u

cuerpo de la joven—. El cabello rojizo y largo, sus mismos ojos violeta oscuro, su nari

Acosta —le pidió—. Mi padre decía que nos habían clonado —sonrió, tímid

ncy, su madre, le había advertido que no debía

fijamente, lo que hacía que su aparen

zas a tutearme. Al fin y al cabo, somos familia, aunque nunca nos hayamos v

asin

llecieron tus padres

eses —le informó

ta—. ¿Y nadie me lo ha comu

su silla, al otro lado

e llevaban sin hablarse desde ante

nte para no informarme de la mu

nerviosa, sin poder evitar que le temblase la voz—. Mi madre me dejó una carta en la que decía que debía acudir a usted si las cosas se ponían difíciles para mí. Ella sabía que su final estaba cerca. El cáncer avanzaba a pa

n el tono de la joven y se r

estás trata

o —se disculpó Isa,

. —Le sonrió con complicidad, aunque ella no pudo verlo porque tenía

asintió

iles están las co

speó antes

iene no pago el alquile

ido a pedirme dine

a mirada y sus ojos se diri

ras para acabar la carrera, pero pienso esforzarme para terminarla. Si trabajo por el dí

ferente era su sobr

o había terminado sus estudios y a sus ventisiete años era conocido p

nstagram o su canal de YouTube. Tampoco había terminado sus estudios y se pasaba el día

trabajar en la cafetería de la empresa como

Isa —la riñó Aco

e sonrió ella con

interrumpi

a punto de jubilarse. Ocuparás su puesto cuando lo

sorpr

sto de mucha responsabilidad. No es

ido antes de iniciar aquella conversación—. Estudias Administración y Dirección de Empresas, ¿no? Pues te vendrán bien los conocimientos que puedas adquirir de Margaret. Mi

stro afable de ojos marrones, barba cuidada y pelo cano. Era alto y corpulento. A Isa le recordó a su padre y la te

s, seño

a vez

dón —se di

esa—. Como ya es la hora de almorzar, tú y yo nos vamos a ir a un restaurante que conozco, c

de la carrera, pero aún faltaba para los exámenes, así que se dijo que por qué no. Iría con su tío —le costaba llamarlo así,

De acuerdo

e pusiero

mucho más a tu madre? Es como si la

-

la autopista, cruzando el puente sobre el río, en dir

estado retozando toda la noche. Olía a sexo y a perfume de mujer por todos los costado

que no estaba permitido estacionar allí. Dexter hizo caso omiso y se despidió del agente con un gesto de la mano, dándole a en

, anduvo por la alfombra de principios del siglo xx hasta la habitación de Camilla. Tocó

de menta que le sentaba como un guante,

llera —le ordenó

rándole la espalda, y

ue me prometiste? —

paso el vídeo que he grabado con el móvil al de prepago que tienes para cometer tus fechorías y se lo envías al inocente de

y puso las manos e

y se las apretó igual que haría la típica abuelita pes

or no hacer mención de su vehículo. Si se lo recordaba, Camilla se empeñaría

manos de su hermana. No le gustaba

costados y se giró para mirarse

tal

e —le dijo Dexter, caminando haci

óvil y empezó a

dirigió a su habitación par

encima de la cama, ya vendría la sirvienta a recogerlas y llevarlas a la

puso a ver de nuevo el

s empezaron a tirar de la sábana para revelar su cuerpo. Esas mismas manos le abrieron las piernas y comenzaron a tocarla. Cuando llegaron a la unión entre sus muslos, insertó un ded

alcanzar el orgasmo, él la alzó y, dándole la vuelta, la puso a cuatro patas. La penetró profund

s pectorales tatuados tampoco. Solo se apreciaban sus manos, su estómag

dar el cuarto de baño, por lo que le envió

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