Pequeña Mía.
s pasillos de la univers
e más —comenta el chi
que tengo que hacer?—pregunto, det
ne
ma para que
tú y yo somos simples conocidos, no vengas a opinar de si me esfuerzo o
ara ese proyecto y resultó ser un fracaso, como mis padres nunca asisten a nada que t
cando a mi chófer, pero se me escapa el aire de la impresión, jadeo sorp
á haciend
ahí, y con un ramo de flores, siendo tan cursi como
ervios, respiro hondamente y salgo de mi escondite, llena de nervios y con las piernas hechas ge
, sucede algo extraño, como si una conexión entre nosotros hiciera chispas, ni
u barba está bien recortada, y sus cejas sacadas perfectamente, su postura y en la manera en la que mira
sosteniendo con fuerza
. Desvío la mirada tragando g
equeña risa
uisie
cosa que agradezco, no sé por cuánto
ores —me extiende
n serio? ¿un poco? Estoy que
s tan común —vuelvo a
—me guiñ
me encantan las flores blancas, tengo varias fav
s que eso te derr
el brazo alejánd
es una o la otra, no se vale ninguna, te llevo a casa o a
lgo, sabes que no te dejaré llevarme a casa y que tampoco negaría una in
n los bolsillos delanteros de su pa
de aceptar un no —m
tira de mis hombros mi mochila y la lleva a la suya. —. Vam
edo los ojos cami
ado de fresa con mermelada encima me desahogo con él sobre mi proyecto, de hec
oreja mientras siento su m
eléfono sólo puedo imaginar tus facciones,
n poder e
engo presente tus ojos
dose el impresionad
no por unos se
quiero sonar metiche, pero
los —rueda
pregunto, con c
y me encojo de hombro
e?—su pregunta me sorprende, aunque d
un milagro de amor
n parpadea
en el amor —di
quién sea que ama, cree en el amor —t
mira de una manera intensa como si me retara con la mirada, yo no le aga
—dice con org
o señor?—junto mis man
ando mi territorio se ve amenazado —guiñ
, tomo mi mochila del resp
se para y me deja caminar delant
el local volteo
vimos una antes, ¿Por qué no otra?—me mira con tristeza
so su mejilla fugazmente a
er quien por suerte no se pasó el rato esperá
realizar otro proyecto, no me queda de otra
cho el chillido
o y veo a la ama de
e?—pregunto
su presencia en la sala
tener una conversación con ellos, lo único seguro
ispuesta —giro regresand
tan sí o s
tiene la culpa de nada, pero no esto
r y bajo a la sala para ver
arrera por mí, no por ustedes y no espero a que me ap
Manuel? —preg
í
me agrada, y no quiero tener esta conversación, tengo much
—demanda
, y me siento
as como tal —dice con molestia, mirándom
ra de que el hecho de que me apoyen con mi carrera tiene un precio y no son
ordenador, todo enojo desaparece cuando