DESEO PROHIBIDO- 2da edición

tiene eso que ver

des irte a vivir a

trate bien. El proble

la ciudad han pasado por

onoce. Los hombres s

del interior. Lle

ontrar un marido rápidam

inteligente. “Incluso pod

así. ¿

a perfecto sentid

Rio para ir a un

ocido, con una buena

r que pasar el resto

cobrar el dinero que m

ó el riesgo de enco

n marido en ese pueblo

a faltar de nada, se

vez por todas y s

aber establece

raste esta ciudad? ¿Po

er lo que est

uno de mis clientes

k. No voy porque so

un buen hombre se c

ño

. ¿Qué harías con tu vi

mujer

Por cada pie hay

mente y tomó otro

. Soy adicto a la

bre, permanecer despiert

. Pero para ti no es d

mb

ncia. Como la de ell

el vicio e

ente no tengo nada que

oportando la humillac

eré. Queda por ver c

oy a necesitar t

para vivir. Todavía

bastardo no robó. Lo

ra empezar m

Úsalo para llegar a

ar en auto que en bus,

legas allí, vendes, s

que ese bastardo

agar la vivienda hasta

emana más. Es sufcie

ecer la nevera. Enton

to te hará

ero para recibir un

en una noche es defn

las chicas que elige

aprender

n. Miré a mi a

vestido secándome cerc

ero sabía que ten

Margo se puso muy

te enamores de otro

or ahí y Goiás no es

as concupiscencias que te

elva a pasar. Escuch

recordando cuánto me

a alejarme creyen

orma en que me había

e interiorizaría la exp

unca más engañarme co

estúpido corazón y,

bre tipo que sol

Fábio, me convertiría en

lige

o durante la seman

entregándome a cualq

ndo cada centavo

r a Goiás, alquilar

asta que consiga un

o de Janeiro el lu

o Fiat con todos lo

que me mostraría e

misma que nunca más

oque un hombre q

ser al menos atractivo

igación, fue un

auto nuevo, el mío d

radas para com

tamente trazada. Mantu

en el último volumen t

viaje, deteniéndote en

o del paisaje que me

nos y escasos,

erdes pastos re

erca de Montana,

carretera cuyo de

é junto a una niña

e, haciendo autos

había ni la sombra

í que me compadecí de mí mis

o a Montana también, porqu

a otro

un paseo? - preg

s desde arriba del

ias por parar. - Dijo

s y entró. Se acomodó e

dentro, mucho

ó un pequeño revól

za. - ¡No te muev

con sangre fría en

idamente en busca de

a pensar en otra co

nero que había en el au

emergieron del lado

e que es

ro tuve mucha

n jóvenes como la

Necesitamos tu coch

arma afuera de la p

permanecía a su lad

lo que estaba pasan

duc