Achocolatada - AMARGO PLACER
rio a punto de quebrar. Pueblerina, grosera y maleducada. Eduard sonreía al imaginar lo divertido que la pasaría su hijo domando aquella fiera. Porque si era com
a ser lechosa en zonas pocos expuestas a la luz. Usaba un camisón de flores beiges y botas de montar, en otra pijamas con un logo infantil estampado y en las demás montaba a caballo con botas, shorts de jeans y una camiseta negra. Su cara era seria, el ceño fruncido y los labios en forma de pico como quien regaña a un niño pequeño todo el tiempo.
a al frente en ninguna imagen y la respuesta era obvia: ella no sabía que estaba siendo fotografiada. Y el hecho de que no posara, que no fingiera un cuerpo exuberante- que a ciencia cierta lo tenía de manera natural y voluptuosa- ni usaba
pestañeó mirando a su contador quien
ofendido hombre continuó con su aburrida charla sobre las finanzas de las inversiones q
s tarde en la Jord
hijo?- sonab
importaba joder a su viejo
. Interrumpes- eso sorprendió a Jordan qui
tá tod
eguido que Saúl aceptara. Era definitivo: Emira era su pro
n beso tuyo la despierte- dijo venenos
e aquella mujer, aunque su padre se hiciera el d
se enfrentó por el amor a una preciosa mujer que se entregó a él. Hombre que juró vengarse y que volvió, 20 años después. Prometiendo ayudas a ca
levaba en sus manos un florero bonito con Cayenas que adornarán la apagada oficina de su marido, cuando sorprendida encontró a quiene
ica por doquier cuando notó que Saúl firmaba algo con cara larga
asustados al verla em
ó que no podía respirar. Su pecho
ar que escuchó la voz de los dos únicos
e cristales se encajaron en sus piernas porque Eliza estaba desplomada sobre el suelo. Parecía
llo desarmando el apretado peinado que se hacia habitualmente ella fue depositada sobre sus almohadas, a Saúl le
No quiero que Emira sepa una palabra sobre esto. ¿Me escucharon?- las nerviosas mujeres asintieron bajando la vista al suelo- Si mi hija p
ayudaban en la casa a cambio de comida y techo porque en la chocola
al capataz que se asomaba en la puerta con l
dijo el hombre mirando
er en ese estado. Miró a las jovencitas- Aho
n a coro saliendo
jo con odiosidad al baboso eterno enamorado d
unto al rincón de mimbre y justo en ese instante un aceler
andose a la vez. Compartiendo la.preocupación de saber