Gea: Por siempre el deseo del alfa Eros.
anada teniendo él alrededor de cuatro años, recordaba pocas cosas entre ellos, co
vía loco de mil maneras, la había visto como una mujer al su cuerpo
su únic
por su cuello tratando de sentir algo en ella pero no podía sentir nad
onía que debía responder ante eso? ¿Tengo un anillo que
endió a si misma por decir aquell
ía contra la pared, no sabía cómo moverse si quiera. Ella no quería unir más
nuevamente en ella. Las palabras de este y sus acciones eran un tanto contradictorias, le h
te para verla completamente, esta no lo dudó ni un segundo y salió de la
ir frente a ella, la miró preocupada -Escuché lo que hiciste
ción del alfa, sí, ahí estaban. Era la segunda vez que esta
de Gea salió desesperada y agitada, debía sacar aquel secreto pero ya. Al estar con Eros y ver
nses que me voy a enojar. -Dijo esta
or amiga, esta la vio como si fuese loca, ¿Qué estaba diciendo? Era imposib
obvia. -A menos que hayas hecho algo con tu olor, ¿No has
ijo nerviosa levantando su cuerpo de la ca
mi hermano sí pero te apoyaría. -Esta la miró seria en todo momento, ni una sombra de son
e recogieron con el. Cuando llegué ellos me llevaron la pieza hasta donde
rme sufrir a mi cada que mi hermano quería rendirse? -Los ojos de Risse se habían vuelto negr
ea estaban vuelto agua, sus manos pasaban innumerables veces por su rostr
a jodida luna de la manada Fores! -Gritó enojada Risse, su voz
lla salió rota, tal vez nun
de ambas no sirvieron de nada. Nunca debiste haber existid
a nada, sus ojos se habían perdido en un punto ciego mientras que su mente aún procesaba las palabras que le había d
y salió, él se había metido en la habitaci
ajas pero sabía que las dos personas en la habitación lo habían escuchado. El arrepent
jalando su cuerpo para a
ad que en ese momento, supo que no podría existir algo que le pudiese hacer más daño en much
de? -No, n
el chico a su l
ió la súplica e intentó salir pero Eros tomó uno de
o tajante, duro. Los ojos de la mencionad
el ser más egoísta sobre la tierra -Su tono amargo y su sonrisa hipócrita lo alertaron. Él la
pero lo iba averiguar. Gea miró a un punto tras él y este también volte
nezco. -Aquellas palabras fueron las pr