Gea: Por siempre el deseo del alfa Eros.
. Nada se compara a ella, si quiera el sol por
pequeño salto de su parte alertó a sus padres, para ellos era norm
giéndose a su hermana para depositar un beso sobre su frente
la reprendió haciendo que
era su mejor amiga, para su gran conveniencia. Sabía que cuando ella se enterase de que era la mate de s
ca de uno de sus abrigos tomando una sombrilla y colocando unas botas a sus pies, al
antes de llegar a la mansión principal, no tenía miedo de siquiera c
un susurro y volteó su cu
s estar en la manada -Una sonrisa se
ió sus brazos alrededor de su cuello creando un abrazo y depositando
Clarisse y Xel, ambos estaban destinados a estar juntos pero sus razas se lo impedían, de vez en cuand
. -Ella lo deseaba, era obvio que pronto se debía de ir de la mana
edo ir pero, tra
o mi presencia aquí. -Ella asintió abrazándolo un
visitas era muy probable que fuese decapitado por instrucción pero, también sabía
n un abrazo y besos repartidos en su mejilla. Clarisse era inteligente, supo en el momento que ella ent
fuerza y calidez, no importaba cuánto frío hiciera los lob
-Su pregunta fué
aunque era solo porque ella quería, fácilmente podía detener eso. Eros no era un hombre mujeriego pero sí
simple hecho de pensar que se alejaría de la manada la desesperaba, no quería pensar en eso pero era necesario, ¿Por qué d
ada, lastima. -Gea a
es pero a veces me abruman, tanto silencio
está pasando en estos momentos, es estresante
uesta fué seca, directa y log
-Ambas sabían a lo que se referían. Destacar es lindo pe
debería irme antes de que el alfa me vea -Los
ué? -Pr
.-Dijo
una sonrisa, se puso de pie caminando a la puerta de la habit
rte de ella estaba a flor de piel. Antes de salir al mundo humano debía entrenar, no solo porque saldría si no también porqu
aló Xel y le dije que era tuyo, que él te lo había dado. Ayúdame con esto, no puedo entrar yo, tú sí -Sus
staba con una muje
ntemente pero los empujones de parte d
os, tenía un siglo de vida pero su apariencia era de alguien que tenía unos vei
r pero se lo debía a Risse, habían veces en las cu
irecto a las mesitas de noche abriendo cada una de ellas tratando de encontrar el collar de forma desesperada, fué hasta e
a delicadeza, el collar estaba ahí, tenía una lin
se salen de su órbita, quiso girar pero se quedó congel
los pasos de él cada vez eran más cerca y no sabía que haría
a opción en ese momento fué voltear y lo hizo, volteó con su rostro mirando hacia abajo, el c
alfa levantó su barbilla, su mirada era tan int
Una carcajada resonó en la habitación, el corazón de el
que Eros acercara su cuerpo bajando el rostro para poder ver sus ojos, ella se alejó per
ía hacer
ama todo