Demasiado tarde para el arrepentimiento del capo de la mafia
e vista
segundo día, pr
opesando una pequeña caja de terciopelo negro en mi pal
o generaciones. Luciano me lo había dado para que lo guardara durante la guerra con
ado pedírme
o doblados debajo del anill
ndo un café espresso. El cansancio estaba grabado en s
sientes?",
or",
a sobre la mes
es e
"Pero no puedes abrirlo hasta ma
tadora que solía ponerme de rodillas.
a", dijo. "La pondré
tó para
onó el inte
or el altavoz, tensa de pánico. "Tenemos una situa
eló. Sus ojos s
al intercomunicador
, Patrón. Dice... dice que
iano se puso pál
dé muy
dijo, volviéndose hacia m
té con calma. "¿Mi
vete!",
rioso al
entana que daba a l
s irregulares. Agitaba un sobre manila. Luciano intentaba c
tana solo u
ó Sofía. "¡Míralo! ¡Es un
olo se detuvo;
h
arrastrarla. Tomó el sobre.
aporó, reemplazada instantáneam
la mano, su mano flotando sobre s
le que pudiera concebir debido al estrés y a un desequilibrio hormonal. Lucian
nt
to Grial. Ella llevaba la línea d
Luciano a sus guardias. "¡Ahora!
sa de suficiencia que lanzó hacia
r al coche. Parecía pro
casa, sacando su
dos veces ante
que irme. Los Romano se están movi
ra",
s días. Quédate adentro. Ci
o", dije.
mo",
s, Lu
lg
al coche
éfono vibró. Un n
a foto: Luciano besando el vientre de
na mujer de verdad. No
no sentía dolor. Me s
ocho horas borrando sistemáti
fotos. Borré la laptop. Empaqué una sola mal
brigos de piel. Dejé el anillo
día de la
oviendo.
exto: Es niño. Nos va a legitimar. Tú
una re
la vida que tanto deseas
la tarjeta SIM de mi teléf
distancia. Salí por la entrada de servicio. Los guardias estaban cambian
é en la c
nos",
a Basílica de Guadalupe,
ventanilla
blanco, un traje color crema. Él sostenía un paraguas
do a entrar en s
atrapó el paraguas, tirando de él
traron con la cam
hacia donde yo estaba sentada. Frunció el ceño, una expresión de
or
é la
é haci