Su Luna Robada, Su Máximo Arrepentimiento
ndro, la Luna de la manada Luna de Sangre. Pero durante todos
por la gran escalinata con un magnífico vestido plateado, un vestido que él había prometido
e años, creí sus mentiras. Soporté su indiferencia mientras él le regalaba mis sueños a el
fronté, deses
trándose en mi mente a través de nuestro lazo roto-. Cree q
su abandono. Él no era mi compañero; era un cobarde, y yo sol
el lazo se hacía añicos entre nosotros, él finalmente entró en pánico, rogándome
ítu
vista d
, olía a ocote del gran hogar y a jabalí asado de las mesas del festín. Esta noche
mi compañero. Cinco años, y cada uno de ellos se había sentido como si estuviera viviendo
pecho. Él no estaba. Había recorrido con la mirada la multitud de miembros de la
abullí de las festividades, mis zapatillas suaves no hacían ruido en
ante conexión de nuestro lazo de compañeros, un lazo que él claramente resentía, podía sentir el eco de su Enlace Mental p
sus mentes, se filtró en la mía como veneno-. En cuanto suene la campana de medianoche, te pr
mis ojos. Hace dos semanas, en la sastrería más fina del territorio. Él había sos
eria -había dicho, sus ojos por una vez conteniend
de esperanza se convirtiera en un fuego, pensando que este era el a
endí. El vestido, la promesa, la sorpresa
on su frustración, sus palabras una
que estaba hablando de mí-. Cree que un títul
de mí? Durante cinco años me había
rometió a Sofía, su tono suavizándose de nuevo a esa
nte se rompió. Yo no era su amor. Ni siquiera era su Luna, no realmente. Era un obstáculo. Una jaula e
dos, mi corazón un bloque de hielo en mi pecho. Regresé al gra
vestido. Se detuvo en el último escalón, una sonrisa triunfante en sus labios, y caminó directamente hacia Alej
la barbilla, mis ojos encontrándose con los de Alejandro al otro lado de la habitación. Pare
quedara con
da, mi voz fría y clara, un solo pen
arde. Quéd